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MANZANEDA DE OMAÑA: La trashumancia se la juega en el ‘oeste’ leonés...

La trashumancia se la juega en el ‘oeste’ leonés
El conflicto «abierto y declarado» entre vaqueros y merineros se focaliza en la montaña occidental que conserva el 80% de los puertos pirenaicos de ovino de toda la provincia.

El cordel de merinas atraviesa Abelgas, un pueblo encajado en el valle Escondido, entre los montes de Babia, Omaña y Luna. Cuenta la leyenda que Pelayo guardaba allí sus caballos para luchar contra los sarracenos. Ahora la lucha es entre ganaderos. Vaqueros contra merineros. Merineros contra vaqueros. Es el ‘oeste’ en el oeste cantábrico de León.

Tres rebaños trashumantes perviven en los puertos pirenaicos de este pueblo donde las ovejas aportaban buenos ingresos al común, más de 12.000 reales de vellón, y las ordenanzas concejiles regulaban el uso de los pastaderos y la convivencia del ganado en los puertos y en los terrenos comunales.

En la provincia de León existen 145 puertos de estío calificados como puertos pirenaicos dentro de los límites catalogados como montes de utilidad pública. Antiguamente, casi el cien por cien estaban dedicados a ganado ovino. Pero las vacas han ido comiendo terreno y actualmente el 55% de los pastaderos de estos puertos de alta montaña alimentan a ganado mayor, vacuno y equino, y el 43,6% por ovejas. Además, hay 15 puertos sin adjudicar. El ganado vacuno y equino aprovecha además pastos sobrantes y terrenos comunales.

La conflictividad se localiza en la montaña occidental pero no porque los ganaderos sean más litigantes, sino porque es en este territorio de las montañas de Babia, Luna y Omaña donde aún resisten el 80% de las ganaderías trasterminantes y trashumantes. En la montaña oriental sólo queda un puerto en Burón para ovino, otros ocho se sitúan en la montaña central y los 46 restantes se concentran en los municipios de Sena de Luna, San Emiliano, Murias de Paredes, Riello y Cabrillanes.

La ganadería está estrechamente ligada a este territorio que forma parte de la Reserva de la Biosfera y acaba de ser declarado parque natural de Babia y Luna «ya que la diversidad y estado de conservación del paisaje en el espacio natural del Valle de San Emiliano es consecuencia directa de los usos tradicionales del territorio». De la continuidad de la trashumancia en los puertos de montaña, admite la Junta, depende en buena parte la conservación y el mantenimiento de estos paisajes.

«El abandono del pastoreo de los puertos de montaña trae consigo la desaparición de los ricos pastizales del territorio al ser invadidos al ser invadidos por comunidades arbustivas dominadas por aulagas, enebros, piornos, escobas, urces o brezos, según la localización y el sustrato de dichos pastizales»,

La conflictividad en los puertos pirenaicos es una realidad conocida por el servicio de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, gestor de estos aprovechamientos junto con las juntas vecinales. «Desde hace varios años, en toda la comarca en cuestión existe un conflicto abierto y declarado por estas diferencias, lo que genera malestar y provoca rencillas internas entre vecinos y vecinos con foráneos», admite un informe realizado por el servicio territorial. El conflicto de intereses entre unos ganaderos y otros está sobre la mesa de la Junta con «informaciones contrastadas del cuartel de la Guardia Civil de San Emiliano», precisa.

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