Los Pelayistas
Don Pelayo (s. VIII) es tradicionalmente el protagonista cristiano. Esta línea argumental se apoya en la tradición pero sobretodo en A. Lobera, que la saca de Miguel de Luna, intérprete de Felipe II, que a su vez la sacó de un manuscrito en árabe. Según estas fuentes Don Pelayo aprovechando la peste que había diezmado a los moros decidió conquistar León y lo consiguió. La reacción de Toledo es imaginable, un gran ejercito (12.000 hombres de a pie y 500 de a caballo) se aprestó a aplastar a la guarnición cristiana en la ciudad. Pelayo se mantenía fuera con el fin de entorpecer el cerco que se esperaba. Llegado el ejército toledano a León y cuando la lucha había comenzado, un correo trajo la noticia por la cual el hijo del caudillo moro estaba en riesgo de muerte, temiendo perder a su hijo y el poder si fallecía en su ausencia, levantó el cerco y se encaminó a Toledo. De esta forma León volvió a ser cristiana. En el camino de Asturias a León es donde se inserta el episodio de Camposagrado (a. 723,?). Sería una acción guerrera de la "Batalla por León" en la que una partida de Pelayo sorprende a otra de los Toledanos. Estas partidas tenían como función lo que ahora llamaríamos limpieza del territorio. Entendiendo por limpiar, eliminar enemigos sueltos para garantizar los movimientos de los grandes cuerpos de ejército. La trama es coherente puesto que se nos dice que mientras León estaba sitiada una parte de sus defensores se dedicaban desde fuera a hostigar a los sitiadores. Contra los que dicen que las fuerzas de Pelayo eran inmensamente menores que las contrarias por lo que nunca se hubiera atrevido a semejante hazaña, hay que recordar que efectivamente no podían ser muchos, pero que su mayor aliado era la peste en el campo contrario y la oportuna enfermedad del hijo del caudillo moro. Tradicionalmente se ha contado que cristianos toledanos venían al amparo de Pelayo por lo que una de estas comitivas podría haber sido la protagonista del encuentro. El Obispo Urbano presente en el hecho bendeciría el terreno de ahí su denominación de Sagrado.
"Una interminable caravana, una multitud inmensa. madres sin hijos, hijos sin padres,, sacerdotes, nobles y plebeyos..."
Sorprende el paralelismo narrativo entre el hallazgo de esta imagen y la de La peña de Francia en Salamanca. También en este caso se habla de contigente humano en huida que se defiende y sufre una matanza por lo que el lugar es consagrado por Hilario de ahí el nombre de Monsacro. En Omaña se narra un episodio similar referido a la intervención de Santiago y la Virgen, conservándose una ermita en el Valle Gordo.
Aunque admitamos estas migraciones también tenemos que recordar que muy pronto Asturias se conectó con Europa-Carlomagno ya que los Toledanos, que mantuvieron su cristianismo, podían ayudar poco. Incluso algunos afirman que Elipando arzobispo (hereje condenado por adopcionista) de Toledo, coetáneo de estos sucesos, despreciaba a los cristianos de Asturias como apartados de la ciencia que él entendía estaba en Toledo: "Los Asturianos (liebanienses) no tienen nada que enseñar a los toledanos"
Jovellanos en el epílogo de su drama teatral en verso "Pelayo" llama a Miguel de Luna "novelero". No obstante, el anterior reproche, en esta obra se manifiesta también cómo la figura de Pelayo es magnificada, suponiéndole duque de Cantabria, embajador y peleando cuerpo a cuerpo con el gobernador moro de Gijón....
Los Almanzoristas
Si Pelayo no hubiera sido, lo cierto es que incursiones guerreras hubo, durante 200 años. Muy espectaculares las de Almanzor, al final del S. X y la de su hijo cuando Almanzor murió. La intención de Almanzor era borrar del mapa al reino cristiano que tantos problemas daba a Córdoba. El objetivo inmediato destruir León y asolar el reino de forma que no pudiera recuperarse como lo había hecho otras veces. Destruido León, pasó a la segunda fase, impedir el rearme para lo cual era necesario desmoronar la línea defensiva Montuerto-Aviados-Gordón-Alba (Llanos)-Barrio (Santiago Villas), Luna. A ello se aplicó y por la razón que fuere, bien sea porque dio la campaña por terminada o porque como se ha dicho la resistencia en Luna le hizo desistir, desvió sus fuerzas hacia Santiago de Compostela. En este ataque frontal contra las defensas cristianas, se sabe que arrasó, incendió como se hace en una guerra de exterminio. Si consideramos que los movimientos de tropas se hacían por los altos para evitar emboscadas, este lugar sería el paso más lógico si queremos dirigirnos contra las fortalezas mencionadas. Es por lo tanto verosímil un encuentro guerrero con la euforia consiguiente y la inyección de fervor patriótico consiguiente si hay victoria.
Lo que no puede ser
Lo que no puede ser como han dicho algunos, ni como pone en el cartel turístico informativo al pie del santuario es una batalla de Almanzor contra don Pelayo, ni siquiera en la leyenda, porque estos dos personajes están separados por doscientos años entre sí. Si hablamos del Almanzor conocido, si nos referimos a otro Almanzor sin indicar que no es el famoso, "estamos embarullando al personal, desinformando" No se puede pretender una exactitud de datos como si se tratara de un telediario pero lo que sabemos hay que aprovecharlo. Acontecimientos mucho mayores y más próximos en el tiempo, siguen poco claros así que no debe extrañarnos esta confusión de noticias.
Conclusión
La crítica histórica no invalida lo fundamental, que no es un invento de los curas, aquí pasó algo muy gordo que se gravó en la memoria de las gentes y junto con las características del lugar, el entusiasmo de unos pocos y la fe de muchos ha traspasado el tiempo y permanece en los corazones.
Para Margarita Torres (Univers. León, medievalista, 1969) la batalla de Camposagrado es una leyenda genealógica promovida por la estirpe Colinas. Aunque "se asiente sobre una base de veracidad que nunca llegaremos a descubrir" sería una escaramuza de los asturianos en persecución a los vencidos en Covadonga. Esta autora a pesar de ser reputada y reciente su publicación no parece estar acertada o no conoce suficientemente ni el entorno, dice que se puede visitar el bosque e la batalla, cosa imposible pues hace siglos que esto era un páramo yermo, ni la bibliografía relativa a la presencia romana en la misma zona, que da a los pozos una dimensión histórica mucho más amplia.
Esto es lo que queda del Monasterio de Tusinos. La desamortización se les fue de las manos a los gobernantes, los conflictos sociales mezclados con el abandono, la ignorancia y el odio, echaron por tierra siglos del cister, la leyenda con tintes mitológicos sucumbe bajo el prosaico discurrir, los pastores olvidaron sus ancestros góticos abrazados a un progresismo que los vació. Cuando los biznietos, turistas domingueros ataviados con chandal, preguntan al abuelo " ¿Por qué dejasteis caerse esto?" el abuelo responde "oí que fueron los moros....". Es entonces cuando el nieto se da cuenta que fue la ignorancia de la propia Historia la que derrumbó estos muros. Eventualmente se culpa del desastre a la precariedad en la que se desenvolvía la vida montañesa, pero esto no es justificación, porque más precaria había sido la vida medieval y sin embargo construyeron y conservaron. Fue la quiebra de la conciencia colectiva como pueblo, el inconsciente colectivo, que al no hacer compatible el progreso con la historia, da la espalda a ésta considerándola inútil, no valora el patrimonio, lo abandona, con el resultado que vemos.....
Don Pelayo (s. VIII) es tradicionalmente el protagonista cristiano. Esta línea argumental se apoya en la tradición pero sobretodo en A. Lobera, que la saca de Miguel de Luna, intérprete de Felipe II, que a su vez la sacó de un manuscrito en árabe. Según estas fuentes Don Pelayo aprovechando la peste que había diezmado a los moros decidió conquistar León y lo consiguió. La reacción de Toledo es imaginable, un gran ejercito (12.000 hombres de a pie y 500 de a caballo) se aprestó a aplastar a la guarnición cristiana en la ciudad. Pelayo se mantenía fuera con el fin de entorpecer el cerco que se esperaba. Llegado el ejército toledano a León y cuando la lucha había comenzado, un correo trajo la noticia por la cual el hijo del caudillo moro estaba en riesgo de muerte, temiendo perder a su hijo y el poder si fallecía en su ausencia, levantó el cerco y se encaminó a Toledo. De esta forma León volvió a ser cristiana. En el camino de Asturias a León es donde se inserta el episodio de Camposagrado (a. 723,?). Sería una acción guerrera de la "Batalla por León" en la que una partida de Pelayo sorprende a otra de los Toledanos. Estas partidas tenían como función lo que ahora llamaríamos limpieza del territorio. Entendiendo por limpiar, eliminar enemigos sueltos para garantizar los movimientos de los grandes cuerpos de ejército. La trama es coherente puesto que se nos dice que mientras León estaba sitiada una parte de sus defensores se dedicaban desde fuera a hostigar a los sitiadores. Contra los que dicen que las fuerzas de Pelayo eran inmensamente menores que las contrarias por lo que nunca se hubiera atrevido a semejante hazaña, hay que recordar que efectivamente no podían ser muchos, pero que su mayor aliado era la peste en el campo contrario y la oportuna enfermedad del hijo del caudillo moro. Tradicionalmente se ha contado que cristianos toledanos venían al amparo de Pelayo por lo que una de estas comitivas podría haber sido la protagonista del encuentro. El Obispo Urbano presente en el hecho bendeciría el terreno de ahí su denominación de Sagrado.
"Una interminable caravana, una multitud inmensa. madres sin hijos, hijos sin padres,, sacerdotes, nobles y plebeyos..."
Sorprende el paralelismo narrativo entre el hallazgo de esta imagen y la de La peña de Francia en Salamanca. También en este caso se habla de contigente humano en huida que se defiende y sufre una matanza por lo que el lugar es consagrado por Hilario de ahí el nombre de Monsacro. En Omaña se narra un episodio similar referido a la intervención de Santiago y la Virgen, conservándose una ermita en el Valle Gordo.
Aunque admitamos estas migraciones también tenemos que recordar que muy pronto Asturias se conectó con Europa-Carlomagno ya que los Toledanos, que mantuvieron su cristianismo, podían ayudar poco. Incluso algunos afirman que Elipando arzobispo (hereje condenado por adopcionista) de Toledo, coetáneo de estos sucesos, despreciaba a los cristianos de Asturias como apartados de la ciencia que él entendía estaba en Toledo: "Los Asturianos (liebanienses) no tienen nada que enseñar a los toledanos"
Jovellanos en el epílogo de su drama teatral en verso "Pelayo" llama a Miguel de Luna "novelero". No obstante, el anterior reproche, en esta obra se manifiesta también cómo la figura de Pelayo es magnificada, suponiéndole duque de Cantabria, embajador y peleando cuerpo a cuerpo con el gobernador moro de Gijón....
Los Almanzoristas
Si Pelayo no hubiera sido, lo cierto es que incursiones guerreras hubo, durante 200 años. Muy espectaculares las de Almanzor, al final del S. X y la de su hijo cuando Almanzor murió. La intención de Almanzor era borrar del mapa al reino cristiano que tantos problemas daba a Córdoba. El objetivo inmediato destruir León y asolar el reino de forma que no pudiera recuperarse como lo había hecho otras veces. Destruido León, pasó a la segunda fase, impedir el rearme para lo cual era necesario desmoronar la línea defensiva Montuerto-Aviados-Gordón-Alba (Llanos)-Barrio (Santiago Villas), Luna. A ello se aplicó y por la razón que fuere, bien sea porque dio la campaña por terminada o porque como se ha dicho la resistencia en Luna le hizo desistir, desvió sus fuerzas hacia Santiago de Compostela. En este ataque frontal contra las defensas cristianas, se sabe que arrasó, incendió como se hace en una guerra de exterminio. Si consideramos que los movimientos de tropas se hacían por los altos para evitar emboscadas, este lugar sería el paso más lógico si queremos dirigirnos contra las fortalezas mencionadas. Es por lo tanto verosímil un encuentro guerrero con la euforia consiguiente y la inyección de fervor patriótico consiguiente si hay victoria.
Lo que no puede ser
Lo que no puede ser como han dicho algunos, ni como pone en el cartel turístico informativo al pie del santuario es una batalla de Almanzor contra don Pelayo, ni siquiera en la leyenda, porque estos dos personajes están separados por doscientos años entre sí. Si hablamos del Almanzor conocido, si nos referimos a otro Almanzor sin indicar que no es el famoso, "estamos embarullando al personal, desinformando" No se puede pretender una exactitud de datos como si se tratara de un telediario pero lo que sabemos hay que aprovecharlo. Acontecimientos mucho mayores y más próximos en el tiempo, siguen poco claros así que no debe extrañarnos esta confusión de noticias.
Conclusión
La crítica histórica no invalida lo fundamental, que no es un invento de los curas, aquí pasó algo muy gordo que se gravó en la memoria de las gentes y junto con las características del lugar, el entusiasmo de unos pocos y la fe de muchos ha traspasado el tiempo y permanece en los corazones.
Para Margarita Torres (Univers. León, medievalista, 1969) la batalla de Camposagrado es una leyenda genealógica promovida por la estirpe Colinas. Aunque "se asiente sobre una base de veracidad que nunca llegaremos a descubrir" sería una escaramuza de los asturianos en persecución a los vencidos en Covadonga. Esta autora a pesar de ser reputada y reciente su publicación no parece estar acertada o no conoce suficientemente ni el entorno, dice que se puede visitar el bosque e la batalla, cosa imposible pues hace siglos que esto era un páramo yermo, ni la bibliografía relativa a la presencia romana en la misma zona, que da a los pozos una dimensión histórica mucho más amplia.
Esto es lo que queda del Monasterio de Tusinos. La desamortización se les fue de las manos a los gobernantes, los conflictos sociales mezclados con el abandono, la ignorancia y el odio, echaron por tierra siglos del cister, la leyenda con tintes mitológicos sucumbe bajo el prosaico discurrir, los pastores olvidaron sus ancestros góticos abrazados a un progresismo que los vació. Cuando los biznietos, turistas domingueros ataviados con chandal, preguntan al abuelo " ¿Por qué dejasteis caerse esto?" el abuelo responde "oí que fueron los moros....". Es entonces cuando el nieto se da cuenta que fue la ignorancia de la propia Historia la que derrumbó estos muros. Eventualmente se culpa del desastre a la precariedad en la que se desenvolvía la vida montañesa, pero esto no es justificación, porque más precaria había sido la vida medieval y sin embargo construyeron y conservaron. Fue la quiebra de la conciencia colectiva como pueblo, el inconsciente colectivo, que al no hacer compatible el progreso con la historia, da la espalda a ésta considerándola inútil, no valora el patrimonio, lo abandona, con el resultado que vemos.....