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MANZANEDA DE OMAÑA: El colorido y variedad de la indumentaria femenina...

El colorido y variedad de la indumentaria femenina junto con el entusiasmo que derrochan, convierten a estas mujeres en animadoras de la jornada

El traje masculino es sobrio y elegante. Llevado con prestancia realza el carácter serio pero cordial de estas gentes. Picatoste en 1879, nos asegura que eran perfectamente identificables por el traje cada comarca.

En este caso lo luce Paco, el luthier del grupo. Puede dar una disertación sobre el sonido de cada madera. Distingue el sonido de unas castañuelas de roble del de unas castañuelas de negrillo... Fabrica este instrumento partiendo de un modelo tomado de Ambrosio de Villalbura. Por lo tanto con el mismo espíritu de hace cien años y de siempre.

Estos artistas populares, como es el caso de Juaco el Maestro Dulzainero de Cascantes, Gonzalo el gaitero de sanabresa de La Seca, y tantos otros que se esfuerzan por recuperar la música de raíz merecen todos los ánimos y parabienes de los riberiegos.

La romería siempre fue lugar de confidencias, de miradas cómplices y de medias palabras.

Por su especial textura los rodeos, con pocos pliegues, realzan la belleza femenina al servir como base monocolor a las prendas superiores más coloristas. Es por lo que Concha Espina decía que estas mujeres parecían efigies, por la forma de amplia base que las hace parecer como asentadas en la tierra y, apoyándose en ello vierte la metáfora, por la fortaleza sicológica ante las adversidades.... César Morán en 1925, da otra impresión también favorable del atuendo: "estas mujeres visten como vestiría la Castidad si bajara a la tierra"

En esta imagen se aprecia especialmente cómo toda la vestimenta está orientada a subrayar la cara femenina enmarcada por el pañuelo ñudao y el corpiño

Estos rodeos han bailado en varias generaciones, con lo cual además de su valor estético tienen otro histórico y sentimental. Podríamos decir que todos los espectadores están contemplando prendas de algún ascendiente

HABLANDO DE HISTORIA

"Numen hic est" (aquí está Dios, expresión antigua referente a un lugar umbroso). Por ello no es extraño que este lugar haya sido tomado como religioso a través de todos los tiempos.

El santuario de Camposagrado es un lugar de devoción religiosa muy arraigada entre las gentes de la zona. Situado en la C-623 Km21 en unos prados aislados en el monte, hoy repoblado de pinos, desde el lugar se disfruta de una formidable panorámica de la cordillera. Es deseable que no se sigan construyendo edificios modernos si se quiere preservar el entorno, que es parte consustancial con la historia y con el espíritu del lugar. El resultado de miles de años, podemos estropearlo con unas pocas toneladas de ladrillos y hormigón.... Esta declarado "Espacio abierto de protección especial" por el ICONA

La huella humana en estos parajes nos traslada a la prehistoria. Se han estudiado los pozos, resultando que su antigüedad es muy superior a lo que siempre se ha pensado.

Históricamente, la devoción, arranca en la época de la Reconquista, cuando una partida de godos cristianos tuvo un encuentro armado con la morisma. La imagen, supuestamente traída desde Toledo en el repliegue sobre Asturias ante la invasión del a. 711 y siguientes, observada detenidamente tiene las características románicas del S. XII, por lo que no encajan las fechas. Existen los toponímicos Las Rendideras y la Vallina de la Trampa en Rioseco, el Muro de la trampa en Cascantes, en Cuadros muy cerca está Valdebanderas, Malamuerte en Benllera, todas ellas con connotaciones guerreras, aunque en el caso de las trampas bien pudiera referirse a cazaderos de montería.

Concretamente en Valdebanderas (Cuadros) los más viejos aseguran haber visto unos pozos poco profundos que su imaginación les decía que eran trincheras para una guerra lejana, otros aseguran que estaban ahumados por lo que los suponen fogones, poblado incendiado, etc....

En el ático del retablo está descrita la teoría santiaguista sobre la historia. Santiago acaudilla a la hueste de la Cruz y la Media Luna se retira.

Después del tiempo transcurrido, se confunden la leyenda y la historia, por lo cual es necesario, desmenuzar los relatos en busca de algún rigor. Nos aplicamos a ello. Entre los reinados de Wamba y Alfonso III existe un espacio de doscientos años en los que nada escrito ha llegado hasta nosotros, ni en el bando cristiano ni en el árabe. Sólo el Pacense (754), no menciona a Covadonga, aunque dice que "ninguno ignora aquellos sucesos", sólo nos remite a un epítome, desaparecido, en el que relaciona otras guerras anteriores. Por lo tanto la dificultad para determinar hechos históricos relativos a la primera reconquista es evidente. En el testamento de Alfonso II (812), nombra a Pelayo y su gesta pero ya habían transcurrido cien años. El Albense (883) detalla algo más la vida y andanzas de Pelayo y sus conflictos con Vitiza. En el cronicón de Sebastián, de la misma época que el Albense nos cuenta con detalle las vicisitudes de Pelayo, su enfrentamiento con su cuñado Muza, su huída, la intermediación del obispo Don Opas para disuadirle de la resistencia. En el cronicón de El Silense nos explica la causa del fracaso de Rodrigo, su relación con Don Julián padre de la Cava y los hijos de Vitiza sus enemigos políticos. Lucas de Tuy, Arzobispo Don Rodrigo y Alfonso X van manteniendo el hilo de la historia a través de los tiempos. En los escritos árabes podríamos enumerar hasta catorce cronistas que tratan el tema de Pelayo empezando por Alkutiya, biznieto de Vitiza, que nació en el 677 y compuso la historia de la conquista vista desde el bando invasor. Su continuadores coinciden todos en la existencia de Pelayo y en su aislamiento con 30 hombres y 10 mujeres. Algunos autores cristianos han llegado a dudar de la existencia de la batalla de Covadonga pero la acumulación de documentos es tal, incluidas la huellas sobre el terreno que no merecen demasiada atención los que afirman que Pelayo es un mito creado en un afán de magnificar la guerra.

Angel Ordás en su opúsculo, 1899, da como fiable a Got Villa "Religio gotorum", incluyendo citas suyas. Ampara su argumentación en las menciones de la batalla, que según él hacen Lucas de Tuy, Garibay, Arzobispo D. Rodrigo, Cronicon de Alfonso III, Mariana, Cepeda, Gaugi "Via aloysaca", Juan Diacono en su himno "Antqui hisp." Tomás de Soussa "Annali lusitanorum". Ramiro I donó ornamentos a Camposagrado, despojos de Clavijo y visitó el santuario.