Las Fornias, vestigios de una explotación aurífera.
Contando con tantos medios como hay ahora disponibles, traté de seguir la traza del canal aguas arriba de Las Fornias pero no hubo modo. Me parecía que la pista de la foto superior seguía justamente la línea de la acequia perdida y me eché a caminar por ella adelante pero, cuando llevaba andados cerca de cinco kilómetros, me harté de mirar sin ver, viré al norte y, a través de un cortafuegos, regresé a los altos del cordal y me tumbé a la bartola cara al Vallegordo.
Al cabo de un rato reemprendí la marcha. Desde la Campa bordeé el Pico Suspirón por el norte hasta divisar el collado de la Mortera de la Vieja. Y también allí descubrí un paisaje -foto superior- transformado por los pinos, las pistas y los cortafuegos. Así que, desanimado, volví a sentarme para tomar las diez a la orilla de un florido mar de urces.
Y entonces me vino de nuevo a la cabeza el asunto del Humus Manium.
__________________________
Vuelta al Hilo Primero: La ciudad ibérica de Urbicua.
Es asombroso lo que consiguieron en tan pocos años no solo los inventores del Humus o del Homus Manium sino también quienes perfeccionaron el engendro y la legión de adictos a copiar y pegar que contribuyeron a divulgarlo sin la menor indagación o análisis previo.
Para que tal superchería tuviera alguna apariencia de solidez y admitiera la calificación de tradición antiquísima, era precisa la apoyatura en los textos de algún investigador reconocido y, a ser posible, en los de algún cronista de época romana. Así que el primer estudioso cuyos textos se utilizaron fue el agustino Don Tirso López Bardón. Y Tito Livio fue el historiador seleccionado entre los del mundo clásico.
Fray Tirso (1838-1918)
Fray Tirso López Bardón, nacido en Cornombre, municipio de Riello, fue uno de tantos intelectuales omañeses distinguidos durante la segunda mitad del XIX y todo el XX -y aún hoy- por su afición al estudio de las letras, las ciencias y las artes. Entre los escritos de este Cronista General de la Orden Agustiniana hay un ensayo titulado La ciudad ibérica de Urbicua, llamada luego Legio Super Urbicum, junto a la Vega de Arienza o del Órbigo. Este trabajo apareció publicado en el Boletín de la Sociedad Geográfica de Madrid (vol. XIII, pp. 91 y siguientes) y también en la Revista Agustiniana, en forma de carta dirigida a Aureliano Fernández-Guerra y Orbe. Por cierto, el tal don Aureliano, personaje muy principal en su tiempo, debió de acaparar tal cantidad y variedad de cargos públicos que fue tildado de hombre con más conchas y escamas que una tonelada de galápagos y sardinas y gran muñidor de la erudición, las Academias y la Dirección General de Instrucción Pública. (*)
(*) Antonio Rodríguez Moñino, erudito, bibliógrafo y filólogo,
en Historia de una infamia bibliográfica, editorial Castalia, 1965, p. 89.
De la extensísima carta de fray Tirso a don Aureliano extraigo algunos párrafos que aluden a la ciudad prerromana Urbicua y a la posibilidad de que ésta se hallara a orillas de río Omaña:
... en una larga y espaciosa llanura -entre Vegarienza y El Castillo de Omaña- se descubren los indicados restos, que consisten en montecitos de piedras, cubiertos la mayor parte de césped, otros labrados por encima para sembrar centeno que se cría allí con abundancia. Es notable lo bien que se conocen todavía las calles, especialmente la mayor o principal que atraviesa la población de E a O en toda su longitud. No se ven por encima restos de columnas ni de edificios grandiosos, pero no es difícil se hallasen monedas, como antiguamente se han hallado, si se hiciesen excavaciones.
... pero ¿qué nombre tuvo la mencionada ciudad? -continúa don Tirso-,... no parece improbable que sea la antigua ciudad de que habla Tito Livio en el libro X de la Década IV, al decir que Fulvio Flaco y Posttumio, después de tomar los castillos y fortalezas de los Vacceos, sitiaron la antiquísima Urbicua. Y aunque la supone próxima a los Celtíberos, sabemos que Livio no estaba tan fuerte en geografía como en historia, en la cual, sin embargo, comete también bastantes inexactitudes.
Después de plantear, argumentar y descartar otras hipótesis, fray Tirso concluye afirmando:
... en resolución, estimo que las ruinas exploradas por mí en el término de Vega de Órbigo pertenecen probablemente a la ciudad astur de Urbicua y, con seguridad casi completa, al campamento romano posterior levantado allí con el nombre de Legio Super Urbicum.
Contando con tantos medios como hay ahora disponibles, traté de seguir la traza del canal aguas arriba de Las Fornias pero no hubo modo. Me parecía que la pista de la foto superior seguía justamente la línea de la acequia perdida y me eché a caminar por ella adelante pero, cuando llevaba andados cerca de cinco kilómetros, me harté de mirar sin ver, viré al norte y, a través de un cortafuegos, regresé a los altos del cordal y me tumbé a la bartola cara al Vallegordo.
Al cabo de un rato reemprendí la marcha. Desde la Campa bordeé el Pico Suspirón por el norte hasta divisar el collado de la Mortera de la Vieja. Y también allí descubrí un paisaje -foto superior- transformado por los pinos, las pistas y los cortafuegos. Así que, desanimado, volví a sentarme para tomar las diez a la orilla de un florido mar de urces.
Y entonces me vino de nuevo a la cabeza el asunto del Humus Manium.
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Vuelta al Hilo Primero: La ciudad ibérica de Urbicua.
Es asombroso lo que consiguieron en tan pocos años no solo los inventores del Humus o del Homus Manium sino también quienes perfeccionaron el engendro y la legión de adictos a copiar y pegar que contribuyeron a divulgarlo sin la menor indagación o análisis previo.
Para que tal superchería tuviera alguna apariencia de solidez y admitiera la calificación de tradición antiquísima, era precisa la apoyatura en los textos de algún investigador reconocido y, a ser posible, en los de algún cronista de época romana. Así que el primer estudioso cuyos textos se utilizaron fue el agustino Don Tirso López Bardón. Y Tito Livio fue el historiador seleccionado entre los del mundo clásico.
Fray Tirso (1838-1918)
Fray Tirso López Bardón, nacido en Cornombre, municipio de Riello, fue uno de tantos intelectuales omañeses distinguidos durante la segunda mitad del XIX y todo el XX -y aún hoy- por su afición al estudio de las letras, las ciencias y las artes. Entre los escritos de este Cronista General de la Orden Agustiniana hay un ensayo titulado La ciudad ibérica de Urbicua, llamada luego Legio Super Urbicum, junto a la Vega de Arienza o del Órbigo. Este trabajo apareció publicado en el Boletín de la Sociedad Geográfica de Madrid (vol. XIII, pp. 91 y siguientes) y también en la Revista Agustiniana, en forma de carta dirigida a Aureliano Fernández-Guerra y Orbe. Por cierto, el tal don Aureliano, personaje muy principal en su tiempo, debió de acaparar tal cantidad y variedad de cargos públicos que fue tildado de hombre con más conchas y escamas que una tonelada de galápagos y sardinas y gran muñidor de la erudición, las Academias y la Dirección General de Instrucción Pública. (*)
(*) Antonio Rodríguez Moñino, erudito, bibliógrafo y filólogo,
en Historia de una infamia bibliográfica, editorial Castalia, 1965, p. 89.
De la extensísima carta de fray Tirso a don Aureliano extraigo algunos párrafos que aluden a la ciudad prerromana Urbicua y a la posibilidad de que ésta se hallara a orillas de río Omaña:
... en una larga y espaciosa llanura -entre Vegarienza y El Castillo de Omaña- se descubren los indicados restos, que consisten en montecitos de piedras, cubiertos la mayor parte de césped, otros labrados por encima para sembrar centeno que se cría allí con abundancia. Es notable lo bien que se conocen todavía las calles, especialmente la mayor o principal que atraviesa la población de E a O en toda su longitud. No se ven por encima restos de columnas ni de edificios grandiosos, pero no es difícil se hallasen monedas, como antiguamente se han hallado, si se hiciesen excavaciones.
... pero ¿qué nombre tuvo la mencionada ciudad? -continúa don Tirso-,... no parece improbable que sea la antigua ciudad de que habla Tito Livio en el libro X de la Década IV, al decir que Fulvio Flaco y Posttumio, después de tomar los castillos y fortalezas de los Vacceos, sitiaron la antiquísima Urbicua. Y aunque la supone próxima a los Celtíberos, sabemos que Livio no estaba tan fuerte en geografía como en historia, en la cual, sin embargo, comete también bastantes inexactitudes.
Después de plantear, argumentar y descartar otras hipótesis, fray Tirso concluye afirmando:
... en resolución, estimo que las ruinas exploradas por mí en el término de Vega de Órbigo pertenecen probablemente a la ciudad astur de Urbicua y, con seguridad casi completa, al campamento romano posterior levantado allí con el nombre de Legio Super Urbicum.