TORRECILLO, EN EL CORAZÓN DEL VALLE GORDO
1.- La geografía
Torrecillo es un pequeño pueblo de la Omaña leonesa que pertenece al ayuntamiento de Murias de Paredes. Está situado en el centro del Valle Gordo y posiblemente sea la población más pequeña de su entorno (*). Sus coordenadas geográficas son, aproximadamente: 42º 47´ latitud N y 06º 11´ longitud O y su altitud unos 1.140 msnm.
El Valle Gordo, que da nombre al río (y no al revés) que corre por su seno, discurre con dirección aproximada Noroeste-Sureste desde Fasgar, en su cabecera, hasta Aguasmestas, donde afluyen sus aguas al ríoOmaña.
Curiosamente, Torrecillo es el pueblo más alejado del río y el único por el que no pasa la carretera del valle (CV-128-2); hay un ramal de unos 400 m. que llega al pueblo desde la citada vía y existe un arroyo, “La Reguerona”, que cruza por la parte alta del núcleo.
2.- El paisaje
Hace años que conozco Torrecillo y es objeto habitual de mi paseo matutino cuando recalo en el valle algunos días. Entro por la carretera y suelo cruzar el pueblo desde el SE, ascendiendo por el eje longitudinal (calles Real y La Llera) y salgo por el NO, por un camino (en el extremo de la calle Amecedero) que me lleva, después de cruzar el río del Valle Gordo por el puente de Posada, hasta las calles de esta vecina población.
Sin considerar la travesía del pueblo, un kilómetro de discurrir entre prados, muretes de piedra, portillas, talanqueras y sebes; un kilómetro de solaz en cualquier época del año: el invierno con su luz azul colándose entre los árboles desnudos y con posibilidad de un blanco manto de nieve; la primavera que, fresca y húmeda, nos va anunciando el retorno de la vida en el entorno y, en su fase tardía, iniciándose el verano, nos proporciona una eclosión de color que se desparrama por doquier; el otoño, fiel con esta zona, nos pinta, con toda la gama de ocres, los árboles que integran las sebes, salpican los prados o pueblan la ladera del monte.
Desde Torrecillo pueden hacerse muchas excursiones por el monte. Por señalar una que conlleva arqueología e historia, se puede acceder y seguir la presa (acequia, canal) “Antigua” (**), obra de la ingeniería aurífera romana. Es tradicional, en toda la zona, la romería de la Virgen de la Casa (15 de agosto), ermita situada en terrenos de Posada.
Hasta las ruinas de este pueblo tienen su encanto.
3.-El paisanaje
Pero lo más atractivo de Torrecillo es su gente y cómo cuidan el pueblo. Los vecinos son de por sí amables, saludan cordialmente a cualquier visitante o transeúnte y siempre están dispuestos a conversar o responder cualquier pregunta y aclarar la menor duda.
Mantienen el pueblo limpio y muy cuidado. Una de las peculiaridades de Torrecillo es la cantidad de arbolitos, arbustos y plantas que bordean sus calles, coronan sus muros y rellenan cualquier hueco, lo que, en ciertas épocas del año, lo convierte en un florido jardín.
A esto hay que agregar que la existencia de varias acequias que, alimentadas por La Reguerona y canalizadas por el borde de la calzada de algunas calles, generan un agradable sonido que el agua, muy cantarina por lo pinos que son aquellos cauces, produce y nos acompaña en nuestro paseo.
Antaño, La Reguerona producía hidroenergía suficiente para mover varios molinos que, escalonados sobre el cauce del arroyo, molían grano en la misma cimera del pueblo. Todavía quedan las ruinas de un par de ellos y se ha reconstruido el de aguas más abajo, para memoria y recreo de propios y extraños (***).
Quizás una cosa trajo otra y un vecino se dedicó a fabricar y montar unos molinillos que, apoyados sobre los cajeros de la acequia, mueven alegremente sus paletas por el influjo de la corriente. Algo sencillo pero que anima aún más el ambiente.
Un detalle que viene a retratar a los vecinos de Torrecillo lo constituye el banco que han colocado en la parte cubierta de la antojana de la antigua escuela, que, con orientación a poniente, permite, en frías tardes con sol, una pequeña tertulia con vocación de “calecho” (****) y lectura para los solitarios, gracias a un montón de revistas atrasadas (como en sala de espera del dentista), que cada usuario vuelve a dejar con cuidado en el primoroso revistero.
1.- La geografía
Torrecillo es un pequeño pueblo de la Omaña leonesa que pertenece al ayuntamiento de Murias de Paredes. Está situado en el centro del Valle Gordo y posiblemente sea la población más pequeña de su entorno (*). Sus coordenadas geográficas son, aproximadamente: 42º 47´ latitud N y 06º 11´ longitud O y su altitud unos 1.140 msnm.
El Valle Gordo, que da nombre al río (y no al revés) que corre por su seno, discurre con dirección aproximada Noroeste-Sureste desde Fasgar, en su cabecera, hasta Aguasmestas, donde afluyen sus aguas al ríoOmaña.
Curiosamente, Torrecillo es el pueblo más alejado del río y el único por el que no pasa la carretera del valle (CV-128-2); hay un ramal de unos 400 m. que llega al pueblo desde la citada vía y existe un arroyo, “La Reguerona”, que cruza por la parte alta del núcleo.
2.- El paisaje
Hace años que conozco Torrecillo y es objeto habitual de mi paseo matutino cuando recalo en el valle algunos días. Entro por la carretera y suelo cruzar el pueblo desde el SE, ascendiendo por el eje longitudinal (calles Real y La Llera) y salgo por el NO, por un camino (en el extremo de la calle Amecedero) que me lleva, después de cruzar el río del Valle Gordo por el puente de Posada, hasta las calles de esta vecina población.
Sin considerar la travesía del pueblo, un kilómetro de discurrir entre prados, muretes de piedra, portillas, talanqueras y sebes; un kilómetro de solaz en cualquier época del año: el invierno con su luz azul colándose entre los árboles desnudos y con posibilidad de un blanco manto de nieve; la primavera que, fresca y húmeda, nos va anunciando el retorno de la vida en el entorno y, en su fase tardía, iniciándose el verano, nos proporciona una eclosión de color que se desparrama por doquier; el otoño, fiel con esta zona, nos pinta, con toda la gama de ocres, los árboles que integran las sebes, salpican los prados o pueblan la ladera del monte.
Desde Torrecillo pueden hacerse muchas excursiones por el monte. Por señalar una que conlleva arqueología e historia, se puede acceder y seguir la presa (acequia, canal) “Antigua” (**), obra de la ingeniería aurífera romana. Es tradicional, en toda la zona, la romería de la Virgen de la Casa (15 de agosto), ermita situada en terrenos de Posada.
Hasta las ruinas de este pueblo tienen su encanto.
3.-El paisanaje
Pero lo más atractivo de Torrecillo es su gente y cómo cuidan el pueblo. Los vecinos son de por sí amables, saludan cordialmente a cualquier visitante o transeúnte y siempre están dispuestos a conversar o responder cualquier pregunta y aclarar la menor duda.
Mantienen el pueblo limpio y muy cuidado. Una de las peculiaridades de Torrecillo es la cantidad de arbolitos, arbustos y plantas que bordean sus calles, coronan sus muros y rellenan cualquier hueco, lo que, en ciertas épocas del año, lo convierte en un florido jardín.
A esto hay que agregar que la existencia de varias acequias que, alimentadas por La Reguerona y canalizadas por el borde de la calzada de algunas calles, generan un agradable sonido que el agua, muy cantarina por lo pinos que son aquellos cauces, produce y nos acompaña en nuestro paseo.
Antaño, La Reguerona producía hidroenergía suficiente para mover varios molinos que, escalonados sobre el cauce del arroyo, molían grano en la misma cimera del pueblo. Todavía quedan las ruinas de un par de ellos y se ha reconstruido el de aguas más abajo, para memoria y recreo de propios y extraños (***).
Quizás una cosa trajo otra y un vecino se dedicó a fabricar y montar unos molinillos que, apoyados sobre los cajeros de la acequia, mueven alegremente sus paletas por el influjo de la corriente. Algo sencillo pero que anima aún más el ambiente.
Un detalle que viene a retratar a los vecinos de Torrecillo lo constituye el banco que han colocado en la parte cubierta de la antojana de la antigua escuela, que, con orientación a poniente, permite, en frías tardes con sol, una pequeña tertulia con vocación de “calecho” (****) y lectura para los solitarios, gracias a un montón de revistas atrasadas (como en sala de espera del dentista), que cada usuario vuelve a dejar con cuidado en el primoroso revistero.