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MANZANEDA DE OMAÑA: Oculto hasta hoy...

milio gancedo | león 10/12/2013

Páginas interiores del legajo, publicadas como facsímil en la edición que verá la luz en unos días. Páginas interiores del legajo, publicadas como facsímil en la edición que verá la luz en unos días.
c. x.
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5Del capítulo I
5Del capítulo IV
5Del capítulo X
La leyenda ha venido transmitiendo hasta nuestros días, de manera oral y familiar, en reuniones de calecho y prao, que cerca de El Villar de Santiago, en el valle de Laciana, vivió un ermitaño llamado Justo que había llegado hasta ese montañoso y apartado lugar con la firme decisión de huir del mundanal ruido. Allí decidió dedicarse a la oración y a la penitencia entre la gente ganadera y pastora, aunque dicen que también operaba prodigiosos milagros, y en la inmediata braña precisamente nombrada de San Justo o San Xusto se alza hoy una recoleta ermita a él dedicada.

La tradición se ha venido alimentando con diversas curiosidades ligadas a este personaje que vivía en el monte de la caridad de los paisanos, por ejemplo con una muerte tan extraordinaria como su mismo origen. Y es que en el momento de expirar dicen que le fue descubierto en el puño un papelillo con la asombrosa confirmación de que Justo era hijo nada más y nada menos... que del rey de Persia. Los lugareños mantienen que en la citada ermita, restaurada en los últimos años, están enterrados los restos del que tienen por santo sin temor a dudas y hasta ella, antiguamente, subía una procesión desde el pueblo.

Sólo acudiendo a la memoria no escrita podían espigarse pedazos de la historia de este patronín, pero en los próximos días el Club Cultural Xeitu de la Montaña Occidental llevará a las librerías Vida y milagros de San Justo del Villar, que es la transcripción y el estudio de un opúsculo sobre el santo, aparecido en el siglo XVII bajo el título Vida i milagros de San Justo del Villar, confesor de Jesu-christo, y que esta activa asociación con sede en Villablino ha rescatado dentro de su colección Breviarios del Cuvachí

Oculto hasta hoy

«Se trata de un texto con más de trescientos años de antigüedad y que hasta ahora había permanecido inédito», explican desde el Club Xeitu, recordando además que la joya bibliográfica era propiedad de un particular de la comarca de Luna, quien lo prestó a la profesora e investigadora Marta Prieto Sarro, gran conocedora de la historia y tradiciones de la Montaña leonesa. Ella es quien se ha ocupado de la edición de este manuscrito datado en 1686 cuyo original fue escrito por Isidro García de Moya, párroco de la aldea omañesa de Salce, y de él se conocen al menos dos ejemplares conservados. «El libro que ahora ve la luz, en edición del Club Xeitu con la colaboración del Instituto Leonés de Cultura, aporta, además de la curiosa leyenda sobre su origen, palabras que remiten al modo de nombrar ciertas cosas por los naturales de la zona hace varios siglos, así como jugosos párrafos en los que se describe la indumentaria cotidiana o modos de vida totalmente desaparecidos», prosiguen desde la asociación, promotora de decenas de libros, colecciones y actividades divulgativas y de promoción de la cultura autóctona y de la historia de los valles occidentales de León.

Algunas de las partes más curiosas del libro son las que hacen referencia a los milagros del santo. Este fragmento puede leerse en el capítulo IX: «Habré de referir algunos de los milagros que ha hecho el santo porque todos es imposible. Y lo primero advierto que aunque en el lugar de Villar y las Babias y tierra de Laciana ha mucho tiempo que tienen por santo a nuestro Justo, hacia la parte de Castilla no corría la fama tanto hasta el año de mil seiscientos ochenta y hasta ahora. Bien es verdad que yo ha más de treinta años que, pasando por el dicho lugar del Villar, oí decir que había un santo en una ermita que estaba en unos montes que hacía milagros y que no era el santo patrón de la ermita, sino un santo ermitaño que estaba enterrado en ella, y no hice mucho aprecio de ello. Después el año de ochenta que había algunas calenturas por estas jurisdicciones de Omaña y Riyello, comenzaron algunas personas a ir con sus calenturas a visitar al Santo, y experimentaron su favor y socorro. Uno de estos fue Domingo Álvarez, vecino de Senra del Concejo de Omaña, que teniendo unas recias calenturas, fue al Santo y llamó al licenciado don Francisco de Sabugo, cura de dicho lugar de Villar, para que le dijese misa en la ermita, y habiéndola oído, se echó sobre el sepulcro del Santo y allí durmió y sudó tanto que pasó el vestido y humedeció las losas del sepulcro y quedó sano. Así me lo han testificado los dichos señor cura y Domingo Álvarez y el sudor no se puede atribuir a que sea el sitio del sepulcro caliente, porque dicha ermita y donde está el sepulcro es muy frío porque está en parte húmeda y la puerta del Norte...».