ESTO FUE EN EL 2009:
Vuelven los zafarrones
Las calles de Riello se tornarán inquietantes este sábado, con los mozos ataviados con antiquísimas máscaras y haciendo sonar los enormes cencerros en la tradicional zafarronada omañesa
17/02/2009 M. Pérez
La más pura tradición regresa este sábado a las calles de Riello, con la celebración de la zafarronada omañesa, que llena de espectros el sábado previo al carnaval. Jóvenes y mayores participan en un ritual ancestral, cubiertos los rostros con antiguas máscaras de madera pintadas de negro y pieles de oveja en el cuerpo. A la inquietante luz de las antorchas que rompen la caída sombría de la tarde, se une el estrepitoso tronar de los enormes cencerros que los mozos llevan atados a la cintura y sorprenden a los visitantes que se acercan hasta Riello para esta cita, que comenzará sobre las siete de la tarde.
Los zafarrones llevan de morral unos sacos con cenizas con las que intentarán manchar a todo el que no ande vivo y pueda evitar cruzarse con uno de los mozos. Seguirá así el rito, danzando alrededor de la hoguera que alumbrará la plaza del pueblo.
Una vez terminado el cortejo, todo el pueblo acudirá ataviado con sus mejores galas carnavaleras al salón, donde se servirá, a partir de las ocho y media, una degustación de corzo con patatas que culminará con el baile de disfraces y la tradicional chocolatada una hora después.
Vuelven los zafarrones
Las calles de Riello se tornarán inquietantes este sábado, con los mozos ataviados con antiquísimas máscaras y haciendo sonar los enormes cencerros en la tradicional zafarronada omañesa
17/02/2009 M. Pérez
La más pura tradición regresa este sábado a las calles de Riello, con la celebración de la zafarronada omañesa, que llena de espectros el sábado previo al carnaval. Jóvenes y mayores participan en un ritual ancestral, cubiertos los rostros con antiguas máscaras de madera pintadas de negro y pieles de oveja en el cuerpo. A la inquietante luz de las antorchas que rompen la caída sombría de la tarde, se une el estrepitoso tronar de los enormes cencerros que los mozos llevan atados a la cintura y sorprenden a los visitantes que se acercan hasta Riello para esta cita, que comenzará sobre las siete de la tarde.
Los zafarrones llevan de morral unos sacos con cenizas con las que intentarán manchar a todo el que no ande vivo y pueda evitar cruzarse con uno de los mozos. Seguirá así el rito, danzando alrededor de la hoguera que alumbrará la plaza del pueblo.
Una vez terminado el cortejo, todo el pueblo acudirá ataviado con sus mejores galas carnavaleras al salón, donde se servirá, a partir de las ocho y media, una degustación de corzo con patatas que culminará con el baile de disfraces y la tradicional chocolatada una hora después.