Ábreme la
puerta, niña,
que de lejos vengo a verte,
ábreme con cortesía
si no hay otro inconveniente.
Inconveniente no lo hay
pero ya estoy acostada
y de
costumbre no tengo
asomarme a la
ventana.
A cantar me ganarás,
pero no a decir cantares
que tengo yo un arca llena
y además, siete costales.