Tu, nunca estás lejos de Omaña ni de
León. Estás siempre viva y presente en nuestro pensamiento. Tu recuerdo permanece incólume al atesorar tanta dicha y plenitud vitales que hacen que tu persona acompañe el existir cotidiano cómo el suave y dulce
amanecer de nuestra plácida y escondida Tierra.