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MANZANEDA DE OMAÑA: No sabía yo de tal historia.! Cuanto se aprende en...

¿Donde va ser, con el cura!

Maiteeeeeeeeeeeeeee...... sabía yo que dirias algo por el estilo!.... pero que mal pensada eres! pues donde iba a dormir?... ¡en el pajar! (por algo era la criada!) jajajajojojuju

¡Pues eso no esta bien! ¡soy muy bien pensada!
Anda que mandarla al pajar! ¡que no Marilin!
Primero la criada fue al pajar y llego el cura
y luegooooooooooooo se la llevo a la cama.

Buenoooooooooooo........ calla y no lo digas muy alto (que aunque ahora estamos solinas, ya sabes que las paredes hablan!)

Mariln ¡si lo dice la copla!

No, no es verdad, la copla solo dice que hay una cama....... jajajojojuju

¡Muy mal por el cura, mandarle a la pobre moza al pajar! ¡MACHISTA!

Menos mal que nuestro cura don Nicolas no tiene ama (que sepamos)

Querida Aude: ¿Conociste a Atilana y a Alfredo (el herrero de Santibáñez)?. Tenían dos hijos: Alfredo y Clemente.

Sí, claro y al tío Genario y a su mujer y a Laurentina y a Graciano (que me quería mucho) y al hijo (Genarín) que me hacía de rabiar.

A Eliseo padre y a Eliseo hijo, a Concesa, al lao de ellos vivía un señor que era carpintero que no recuerdo ahora como se llamaba. Ese señor había hecho la caja para cuando se muriera que lo metieran allí, pero como tardó muchos años en morirse al final la regaló y a él lo metieron luego en un ataud (esto me lo contaron luego mis hermanas, al preguntarles yo por el detalle (posiblemente tuviera el ataud hecho unos 30 o 40 años). Creo recordar que se llamaba Secundino.

No sabía yo de tal historia.! Cuanto se aprende en este Foro! Que memoria tienes, Aude! Encima de guapa, lista!.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Pa´que tu veas! jajajaja es que aquello me hacía a mi mucha gracias, porque yo era una niña y claro oir que tenía la caja preparada para cuando se muriera.....
No lo sabes tu bien (lo de lista! no se le escapa una!). Yo puedo ser muy ingenua (ella para nada!)
El tío Genario tenía un libro bastante gordo encima de la mesa del comedor y yo como era muy fisgona pasaba las hojas y entre cada hoja tenía un billete de 100 ptas. Nunca cogí ninguno, porque mis padres me decían que no había que coger nada que no fuera de un@, pero recuerdo que me entretenia mirándolos. Cuando se estaba muriendo le dijo a su sobrina Laurentina que en la bodega o cuarto bajo en la pared había una piedra que fuera allí y que la quitara que allí había guardado dinero.

Seguro que ... (ver texto completo)