Estimado Tirso: Han vuelto los gaviluchos (cernícalos) a surcar con maestría impecable los cielos de Omaña. Es fascinanate contemplar sus magníficas evoluciones aéreas y de pronto, verlos detenerse en pleno vuelo, batiendo (cerniendo) sus alas sobre la presa elegida y lanzarse sobre ella, como fugaz rayo. Anidaron en el torreón del castillo y sus crías parecen bolitas de algodón. Cuando se sienten acorralados, se colocan "panza arriba" y atacan con sus amarillas garras. Cervantes, en "el Quijote", se acuerda de ellos y les llama "cernícalos lagartijeros". La variedad "Primilla", no la he visto nunca por estos lares. El gavilucho es un ave de una elegancia, hermosura y sutileza inconmensurables. Con que cariño y ternura las madres cortan los trocitos de carne para ponérselos en las abiertas boquitas de sus pequeñuelos.