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MANZANEDA DE OMAÑA: Recuerdo una vez que había un caballo atao a las portonas...

En El Castillo lo llamábamos así porque tiene una pelusilla interior que al contactar con la piel, irrita y produce mucho picor. Sirve de alimento durante el invierno a multitud de animales silvestres, incluso al lobo. También recibe el nombre de Garbanza. Es el fruto del rosal silvestre y dicen los científicos que contiene altísimos contenidos en vitamina "c". Si alguien cometía la torpeza, después de haber manejado la pelusilla, de no lavarse bién las manos y apalparse el culo, las molestias y el sufrimiento estaban servidos para un par de días. Los chicos más trastos del pueblo ponían estos pelillos alrededor del culo de las caballerías que estaban atadas donde Casa Sandalio, levantándoles el rabo con un palo y los pobres animales llegaban a arrancar la argollas de la pared, donde estaban amarrados. Tenía que salir Sandalio a poner orden con una bara detrás de aquellos diablillos y a comunicárselo a sus madres, que rapidamente los metían en la cama. Aquel castigo de meter a uno en la cama cuando cometía alguna gran tropelía, nunca lo llegué a comprender.

Mi madre tenía un carácter muy fuerte y si se enteraba de que había molestado a alguien, no solo me metía en la cama sino que me caía una soberana y espectacular paliza. Sólo era cómplice y ayudante de los diablillos, recolectando las pelusas de las garbanzas y entregándoselas a los que levantaban los rabos de los equinos, pero después me venía a la memoria:"Tan malo es el que mata cómo el que estira de la pata".

Recuerdo una vez que había un caballo atao a las portonas de mi padre y le atamos con cuerdas unas latas arrastrando a la cola del caballo y lo soltamos, no veas como corría el pobre animal! se marchó pa´su pueblo y el jinete tuvo que regresar andando