MANZANEDA DE OMAÑA: Pero sin duda lo que destaca como singular en La Omaña...

Pero sin duda lo que destaca como singular en La Omaña es la existencia de unos modelos evolucionados de la primitiva casa de teito, que nos permiten comprender como se ha generado algunos de los tipos que nos encontramos hoy en la Montaña Leonesa y en El Bierzo, en especial la casa con solana o corredor en sus diversas variantes.

Son casas de teito de dos plantas, tipo que solo hoy podemos encontrar con carácter excepcional en algún punto muy concreto de la Montaña, pero con la peculiaridad que aparece el corredor o balcón en la planta superior, añadido al bloque de sus muros. Podemos encontrar estos contados ejemplares en Villarín de Riello, Manzaneda, Omañón, Senra, Marzán, Barrio de la Puente, Posada de Omaña y Vegapujín.

La casa pues en dos alturas separa con claridad la vivienda, situada en la planta superior, con una distribución similar a la descrita para la vivienda de una sola altura, de la cuadra que se sitúa en la planta inferior, completándose además con más espacio en un bloque adosado destinado a cuadra y pajar, e incluso con un portalón o cobertizo abierto, como en Manzaneda o Villarín.

El acceso a la planta superior se realiza a través del corredor por una escalera exterior pegada a la fachada, constituyéndose aquel como un mero volado de las vigas que forman el piso de la planta alta con un apoyo en la escalera de piedra como en Manzaneda, o Vegapujín. O servirse de pies derechos para su descarga como en Villarín de Riello. El corredor puede cerrarse casi por completo como tabla convirtiéndose en galería como en Senra o en Posada de Omaña.

Otros modelos de dos alturas que se pueden relacionar con estos son algunas variedades concretas que aparecen de modo singular, como el pórtico de acceso a base de pies derechos de madera que rompe el bloque del edificio, en un ejemplar de Senra, o el corredor a ras de la fachada situado en la planta superior con acceso por escalera exterior en Valbueno. Ambos muestran el origen de esta arquitectura de cubrición vegetal, que como en los casos de la palloza o de la casa de Valdeburón, diferenciaba la estructura vertical de apoyo, a base de pies derechos de madera, del muro de cerramiento propiamente dicho.

Queden pues estas líneas como llamada de atención al interés de estos ya escasos y olvidados ejemplares que requieren una pronta atención si se quiere evitar su inmediata desaparición dado el grado de degradación que tienen en su mayoría.


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