MANZANEDA DE OMAÑA: Si algo identifica a la llamada arquitectura popular...

Si algo identifica a la llamada arquitectura popular en León, es sin duda la presencia relativamente abundante de cubriciones vegetales en sus edificios. Se puede afirmar que hoy es el territorio provincial donde esta existencia es mayor, aunque se encuentre en unas condiciones cercanas a la extinción.

Esta arquitectura se extiende por toda la Montaña, tanto en la propia casa como en edificios separados de ella: pajares, cuadras, chozas, refugios, invernales, e incluso edificios especializados como el molino. La denominación de "casa de teito", en el ámbito leonés, incluye desde la casa de planta redondeada y sus deformadas, que se ha venido a denominar como palloza empleando el término galaico, asentada en el N. O. llegando al límite N. E. con la casa de Valdeburón, ya de planta rectangular, con ejemplos intermedios en la práctica totalidad de la montaña. También se extiende a los Montes de León, en la Maragatería, encontrando ejemplares aislados ya más al sur de la Cordillera, así como en la cabrera, limitado prácticamente su empleo a la cubrición de edificación auxiliar. Conocemos sin embargo como hasta bien avanzado el siglo XVII las casas de cubierta vegetal se extendían en un territorio mayor llegando al Páramo y Vegas, según nos relatan los testimonios históricos de los peregrinos que recorrían el Camino de Santiago.

La Omaña aparece pues integrante de la Montaña Leonesa aunque con una identidad geográfica propia dado los límites que la orografía la marcan, participando con su arquitectura de "teito" en ese conjunto arquitectónico. En la práctica totalidad de los núcleos que la integran existe todavía algún ejemplar que conserva dicha cubrición, aunque hay que señalar que en la mayor parte de los casos se trata de edificaciones sin uso, en proceso de fuerte deterioro, parcialmente hundidas o como mucho destinadas a usos auxiliares de almacenajes y cuadras, que pueden presentar normalmente sustituciones parciales e incluso totales por fibrocemento ondulado, más popularmente conocido por la marca comercial que lo extendió: Uralita.

A la situación de esta arquitectura se ha llegado tanto por una lógica sustitución producida por la propia evolución de la arquitectura popular, en la que ha influido el temor a la incidencia de los incendios, que ha provocado el que algunos concejos impusieran un impuesto especial para las construcciones Vegetales, como muy especialmente por la quiebra de la cultura tradicional que ha sucedido en el mundo rural peninsular a partir de los años 60. La casa de "teito" se identifica con un pasado de atraso y pobreza del que hay que huir y renegar, contraponiendo los modelos arquitectónicos pseudourbanos, como el "chalet" o los "bloques", así como los materiales industrializados, ajenos completamente al medio donde se emplaza.

Pero dejemos para otra ocasión el debate de cómo debe extenderse la nueva arquitectura en el medio rural y la recuperación de la existente y pasemos a realizar una mínima caracterización de la casa de "teito" de La Omaña, en los ejemplares que todavía y a duras penas perviven.

La casa generalmente aparece como unidad básica que apenas se agrupa con otras para formar conjuntos superiores, o manzanas, rasgo característico de la casa de la Montaña leonesa, a diferencia con lo que ocurre con la vivienda de Los Páramos y Vegas. Aparece formada por un bloque o varios que conforman parcialmente el patio-corral, que se cierra por una tapia, total o solo en parte, quedando a veces como un espacio abierto.


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