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MANZANEDA DE OMAÑA: Esto último que nos describe lo ví yo en casa de Tirso...

La cocina

La estancia de mayor importancia de la casa fue la cocina, a veces espacio único que podía estar separado de otro por un cañizo embarrado, que luego serían como hemos dicho, de tablas y tablillas en las casas de construcción posterior. En ella, al ser foco de calor por encontrarse el llar, se reunía la familia y pasaba las largas invernadas. Fue, por tanto, epicentro de la vida familiar e incluso social.

En el centro o adosado a la pared se colocaba el llare, hecho de losas con un recerco de madera. Sobre él se situaban las pregancias para colgar las calderas, sujetas por el burro o en una de las vigas, y la priula o piérgola de mimbre, madera o losa con la que se evitaba que las chispas quemasen el techado de paja. También sobre esta meseta se colocaba leña para secar. En el medio del hogar se disponían los morillos y los trespies en los que se apoyaban calderetas y sartenes. En torno a él, el escaño, el escañil y los taburetes, que completaban el mobiliario con las espiteras, alacenas y armarios. En ocasiones tenían un pequeño fregadero consistente en una losa rebajada con desagüe a la calle mediante un pequeño canalillo, semejante a la coladera o bugadeiro sobre el que se colocaba la arpilla para blanquear la ropa con cernada.

También dispuso de otro interesante elemento semejante a la “gloria” de la zona meseteña. Se trata de la trébede, sistema calefactor que consta de un cuerpo en la misma cocina, ligeramente elevado, bajo el cual había una hornilla que se alimentaba con leña. Encima se ponía una chapa y sobre ella los asientos. Fue un habitual sistema de calefacción en toda la comarca.

Esto último que nos describe lo ví yo en casa de Tirso padre en Cornombre (la chapa), me llamó mucho la atención, pues nunca antes, ni despues lo volví a ver, en casa de mis abuelos se ve que estaba igual antes de quemarse.