Esas magníficas calles de la Robla que si no hubiera sido porque la labor que hizo un vecino nuestro en algunas, retirando la nieve por su cuenta aún nos llegaría por las rodillas. Si es que queridos empleados del Ayuntamiento, el hielo de la calle no se va con puñaditos de sal. Donde la echaron claro. As´´y vamos así así.