He visitado estas vacaciones de Semana Santa nuestro querido Santuario de la Vigen de la Velilla. De nuevo mi corazón se ha quedado desolado y triste: No encuentro la imagen de la Virgen por ninguna parte. Su trono o el trono que tiene preparado, encima del sagrario, se encuentra vacío, oscuro. Mucha cáscara y poco fruto; mucho santuario (turismo-monumento-paisaje) y poca Virgen (devoción mariana-espiritualidad). Llevo varios años, desde mi infancia, visitando estos lugares que amo entrañablemente y sé, que por seguridad la imagen se traslada a la Iglesia dentro del pueblo en el invierno. Pero pienso que por una parte la imagen (madera o escayola) no tenga tanto valor y por otra podía tener un duplicado de escayola colocada siempre en el santuario (invierno y verano). Asimismo y ya puestos, ¿por qué tienes que estar buscando la imagen de la Virgen cuando entras en el santuario? Está allí, a la derecha, sobre las andas, desalojada de su sitio natural, arrinconada y triste. ¡Qué envidia me da entrar en otros santuarios de las distintas advocaciones de la Virgen y verlas allí, en el centro del retablo, iluminadas, fulgurantes! ¡Estás ahí, Madre, en tu trono! No tengo que andar buscándote. Sr. Cura de La Mata, Sr. Obispo de León, creo y pienso que la imagen de la Virgen de Velilla debía estar todo el año en su sitio natural, encima del sagrario, en el centro del retablo, con su correspondiente iluminación y decoro. Muchas personas que amamos a la Virgen de la Velilla, reina de la montaña leonesa, se lo agradeceríamos. Todo lo anteriormente, sólo me lo dicta el corazón.
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