FOLLOSO: Recuerdo mirar con verdadera admiración el cielo de...

Recuerdo mirar con verdadera admiración el cielo de Folloso en los templados oscureceres del verano. En aquellos lejanos años con la sóla contaminación lumínica de los cocos relumbrones (luciérnagas) y el resplandor de la capital del Reino, que asomaba lejano, por encima de Campo Salinas y Carrizal, contemplaba el cielo cuajado de estrellas, diferenciando la Vía Láctea que llamábamos Camino de Santiago que dividía la bóveda en dos hemisferios limitados por la línea de horizonte que marcaban las montañas que rodeaban la Lomba. Años más tarde me sorprendía la importancia que daban en las películas a las estrellas fugaces y las excursiones que se hacían a lugares altos para contemplar las llamadas lágrimas de San Lorenzo. En el cielo de mi Folloso ver estrellas fugaces era de lo más común, tanto que a mi nunca se me ocurría contar "cometas", ni teníamos la tradición de pedir un deseo.

El paso del tiempo, a veces, por diferentes circunstancias, te hace olvidar o por lo menos almacenar en cajones que de poco usar, cuesta mucho abrir y las cosas se olvidan o no recuerdas que las has vivido. En un viaje por Jordania, después de confirmar que se puede leer el periódico sentado en las saladas aguas del mar Muerto sin necesidad de uso de ningún artilugio para ello y dirigiéndome hacia Petra, la ciudad fiolato de los nabateos, hicimos noche en el desierto de Wadi Rum. Se había organizado para los viajeros un campamento con tiendas de campaña, ordenadas en herradura al abrigo de rocas moldeadas por el tiempo con formas caprichosas, inverosímiles unas y reconocibles en siluetas familiares otras. El camino de entrada al campamento estaba señalizado con un camino marcado en sus dos extremos con bolsas de papel abiertas y en su fondo velas encendias. El movimiento de las llamas dentro de las bolsas impresionaba y al mismo tiempo te invitaba a seguir el camino con espectación. Tomada posesión de las tiendas se sirvió la cena. Las mesas, situadas delante de las tiendas tenían su alumbrado eléctrico. Todo el patio de la herradura del campamento estaba recubierto con pieles de animales y alfombras beduinas. En un momento de la sobremesa, empezó a sonar, suave, Carmina Burana. En aquel momento, hice el siguiente comentario: "Para estar en el desierto no se ven tantas estrellas. En mi pueblo se veían más". Las notas de Carmina Burana fueron creciendo en volumen. Nos invitaron a sentarnos o tumbarnos en el patio de pieles y alfombras. Transcurridos unos segundos se apagaron velas y bombillas, la música atronaba y realmente, tumbado en el suelo, al mismo tiempo que se apagaron las luces, literalmente, se encendió el cielo. La música atronaba y el cielo se encendió de tal manera que se me hizo presente el cielo multiplicado de Folloso al oscurecer. Me emocioné.

Esta noche que los anticiclones nos favorecen para la ausencia de nubes, podremos disfrutar de la Luna más grande en unos cuantos años. Esta noche hay Luna llena y sobre las nueve de la noche la podremos obsevar más cerca que en cualquier otro momento en 18 años. El espectáculo será especialmente vistoso
cuando la Luna esté baja sobre el horizonte. Si miramos hacia El Cueto Rosales, hacia el Oeste, podemos identificar a Júpiter como el astro más brillante del cielo, despues de la Luna, claro. A su lado se podrá identificar también, hoy, a Mercurio. Que disfrutéis del espectáculo.

Un abrazo.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
La verdad es que no quedan muchos sitios donde se pueda ver un buen
cielo estrellado sin irse al quinto pinto. Omaña no es mal lugar
(despues de todo, se puede decir que aun es el quinto rebollo aunque no
se tarde tando en llegar), pero ahora que parece que hay alumbrado
público en todas partes también tienes que darte un pequeño paseo.

Es una pena que el pasado verano mi viaje por los lugares fue a
coincidir con la luna llena, aunque también estaba bonito el cielo con
Marte y Júpiter-Urano ... (ver texto completo)
Sr. Peña: Siempre un placer leer tus relatos y reflexiones, fíjate que lejos, y el cielo estrellado el mismo en Petra que en Omaña,! Impresionante la ciudad de los nabateos! al menos para mí.
Un Abrazo.