Precioso poema. Tenía yo cinco años, 1959, cuando tuve la ocasión de recitarlo (de memoria, claro) en una emisora de una radio local de un
pueblo de
Alicante (Benisa). Recuerdo que me premiaron con un bolígrafo. Lo aprendí en el
colegio. Entonces se inculcaba el respeto a los símbolos patrios que nos identifican y el orgullo de ser Lástima que se haya perdido esa enseñanza; por cierto, eso sólo pasa aquí. En cualquier otro país, se enseña a amar y respetar
sus símbolos y a enorgullecerse de su
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