" ... En 1925 , al ingeniero astorgano de Talcos , Bernardo Crosa , se le ocurrió rematar la
torre de la
iglesia con el típico maragato que , sincronizado en el
reloj , daría las horas con un martillo . Y así se hizo . " El maragato en la torre ... " . Contó para ello con el buen hacer de Desiderio Cañón , un carpintero del
pueblo . De un peral , dicen que de la
huerta de Doña Tomasa , sacó ese celebérrimo muñeco.