El plantío de la Ermita de Arriba, ARDON

No está igual que cuando yo lo recorría en mi niñez y juventud, pero ahí está; quizá esperando la atención del jardinero que lo haría mucho más atractivo. En recuerdo de como lo disfruté he plasmado el siguiente trabajillo

El Plantío

Parejo de la cuesta de El Castillo,
cerro señero entre el páramo y el río,
vecino ísleo del primo romancero,
airoso te yergues, sólido y esbelto,
cual robusto muro al río contrapuesto.
El plantel de tus chopos ordenados,
ingrávidos de frutos, muy ligeros
y de frágiles hojas ya cubiertos
(descuidado el hacer del jardinero)
robustos, recios..., crecen hacia el cielo.
Plantío viejo hoy, a tu sombra, quiero
ensoñar y sentir la suave brisa,
esa novia temporera del estío,
que va o viene, según la hora del día:
disfrutar, complacido por los trinos
y los sordos arrullos cadenciosos
de palomas torcaces y jilgueros,
conjuntados en sinfónica armonía;
contemplar, con mirada embelesada
por el color cobalto azul del cielo,
esos rayos de sol entreverados
que travesean, ¡jocosos!, por el suelo.
Ver, muy atento y quieto, al mochuelo,
que se funde en el hueco del palero;
ver pescar, chapuzando, a la pecera;
ver pasar el río, a nado, a la vecera;
ver, volando inactivo el milano,
como sube y se borra en el cielo...
¡Ver cruzar el río, en el barco, al barquero!

Un cordial saludo para todos.
Un paisano de Sabino Ordás
(27 de Agosto de 2015)