ZAZUAR: Hola, gente de Zazuar. Nada, escribo aquí para contaros...

Hola, gente de Zazuar. Nada, escribo aquí para contaros que hace una semana fuimos, con mi padre, hermano y sobrina, a vuestro hermoso pueblo castellano, que da la casualidad es el de origen de mi abuelo Josafat, hermano de Heraclio (¿está bien escrito?), el otrora herrero del pueblo. Tuvimos allí el placer y la fortuna de contactar con Montse, la chica que lleva el bar de la carretera, que con mucho interés y solicitud movió su memoria y la de sus allegados para poder encaminarnos en la búsqueda de parientes de sangre, cuestión que creíamos casi misión imposible dado que mi abuelo emigró hace más de ochenta años a Uruguay, lugar en el que estableció raíces y creó una familia, la nuestra, que hoy vuelve emocionada a la zona que le vió nacer. Gracias a los buenos oficios de Montse, logramos establecer contacto con una prima carnal de mi padre, que vive en Quemada, y que nos recibió con los brazos abiertos y la curiosidad propia de quien sabe que hay parte de su estirpe desperdigada en el otro extremo del mundo pero no la conoce. Dos días estuvimos por allí, investigando y curioseando. Dos días inmensos, alegres, de emociones y descubrimientos, que entre otras cosas me hicieron entender por qué mi abuelo añoraba tanto su tierra, y cómo le transmitió a su hijo, y éste a mí, la querencia por un sitio que nunca habíamos visto más que en fotos o fabulaciones mentales. Debo decir que en un breve paseo, respirando ese aire quieto, añejo, pero a la vez potente, se despertaron en mí sensaciones removedoras, como no había conocido. Para más brillo a nuestra visita, si cabe, dimos por casualidad con una prima (creo que segunda) de mi padre, la señora Obdulia, un encanto de persona que nos contó el devenir de los nuestros que quedaron en el pueblo y tuvo a bien enseñarnos la gloriosa construcción que es la iglesia del pueblo, magnífica obra que destaca tanto por su edificación como por su enclave, catedral de capital en un pueblo de provincia (dicho esto con el mayor de los respetos y cariño). Después de lo cual, recorrimos el lugar de arriba abajo, a pie primero y luego en coche, explorando cada uno de los rincones del lugar del que procedemos.
En fin, que toda esta parrafada fue para transmitir a los zazuarinos (espero que alguno lea esto) nuestro contento y emoción por haber podido cumplir el mayor anhelo de mi padre (conocer su lugar de origen) y la alegría por el cálido recibimiento y los buenos ánimos de las gentes de Zazuar. Siempre los llevaremos en el corazón, y en cada ocasión en que nos sea posible, volveremos. Un saludo emocionado. Marcel López