Esta "calleja", así la hemos llamado siempre, atraviesa el pueblo desde la esquina de la escuela hasta la torre del "transformador" de la luz. Se conserva en original, con hierbas y sin cementar.
De niños la atravesábamos jugando a la marza, a guardias y ladrones y al escondite.
El banco verde y el portón de metal gris son ya de tiempos modernos.