LOS AMORES DE LA ROSA
Amanece y la bruma se disipa,
tiene ganas de brillar el sol primero
para que las flores lentamente
vuelvan otro día a sonreír.
Ya el geranio ha despertado,
muy galante saluda a sus vecinas:
a la Dalia de los mil pétalos y
a la Rosa seductora que no encuentra.
La rosa de mis cuentos ya salió,
toda hermosa, luciendo sus mejores galas,
extremando y cuidando de de su aspecto
para así enamorar al Gran Cisne
que emerge solitario en su peculiar lago.
Meditando están los patos
con la amable dalia
los amores imposibles de las flores.
Y riéndose de tantas vanidades
los cipreses contemplan elevados
los suspiros de la rosa al cisne esquivo.
Hace muchos años, el cisne
se enamoró de sí mismo
y es reacio a entablar conversaciones
con las ociosas flores.
Y los laureles, mientras tanto
perfuman, adornan y sanean
el entorno del precioso cuento
mirando a las montañas con respeto,
mientras canturrean canciones
de brisas y de amores.
Carmen García
Amanece y la bruma se disipa,
tiene ganas de brillar el sol primero
para que las flores lentamente
vuelvan otro día a sonreír.
Ya el geranio ha despertado,
muy galante saluda a sus vecinas:
a la Dalia de los mil pétalos y
a la Rosa seductora que no encuentra.
La rosa de mis cuentos ya salió,
toda hermosa, luciendo sus mejores galas,
extremando y cuidando de de su aspecto
para así enamorar al Gran Cisne
que emerge solitario en su peculiar lago.
Meditando están los patos
con la amable dalia
los amores imposibles de las flores.
Y riéndose de tantas vanidades
los cipreses contemplan elevados
los suspiros de la rosa al cisne esquivo.
Hace muchos años, el cisne
se enamoró de sí mismo
y es reacio a entablar conversaciones
con las ociosas flores.
Y los laureles, mientras tanto
perfuman, adornan y sanean
el entorno del precioso cuento
mirando a las montañas con respeto,
mientras canturrean canciones
de brisas y de amores.
Carmen García
