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TARDAJOS: Hola de nuevo, que me he enterado que aquí ha nevado...

Hola de nuevo, que me he enterado que aquí ha nevado estos días, y ya se sabe, los cazadores son muy rigurosos, y más el guarda que a pesar de darles un buen disgusto, les ha decretado día de gracia a las perdices. A mi mejor porque si no mañana me tendría que poner a pelar patirrojas. Ya las pelaré el día que la caza no falle, y las pobres caigan muertas de un tiro o de dos. En una bárbara me he convertido. Eso es una verdad como un templo. ¿Quién me iba a decir a mí, tan educada, tan modosita, tan poquita cosa cuando vine a aquí que me iba a salir el gen de mi abuela. Ni por mientes. Pero la vida es así, no la he inventado yo, que más luciría de haber sido eso cierto, quién me iba a decir a mi que habría de pelar más perdices que años que ya llevo aquí? Y eso que ese bien cinegético cada vez escasea más.
Y eso que hay mucho furtivo, que yo ya los empiezo a ver.
¿No te va a fastidiar que veas a gente que al atardecer llevan galgos por el castro? Me quedé con las ganas pero el próximo día que los vea llamo al Seprona.
Volvía yo con Sami y de pronto veo a uno con un montón de galgos hacia el castro tardajeño. A esa hora se les puede llevar a aprender, que no a otra cosa, o a cazar directamente si ya van entrando en materia. ¡Y que todavía tuviera que convencer a Sami para que no se metiera con ellos...!