Y mientras aparece esta carta, os voy a mostrar la fuente de la Pinta, en la plaza de la Pinta, que mientras que sea anónima, me tomo la licencia de ponerle nombre. Esta plaza, tiene mucho de que hablar. En el jardín, que un día ideó la Pinta, hay tulipanes y claveles del poeta. Quizás es que no me haya fijado en otras plazas. Pero ésta, tan diminuta...
Y si caí en la cuenta fue porque la vi a ella, todo afanosa, con su jardín, que es de todos, pero no lo parece, pues solo la veo a ella cuidarlo. Y podría pasar de él, como hacen muchos y muchas, pues tenemos alguacil y trabajadores; pero ella no pasa y hace lo que puede. Y veo, que es hasta bueno para ella preocuparse de los demás, de su jardín, de su parcela de libertad.
En esta plaza hay mucho, mucho de qué hablar, hasta de arte.
Y si caí en la cuenta fue porque la vi a ella, todo afanosa, con su jardín, que es de todos, pero no lo parece, pues solo la veo a ella cuidarlo. Y podría pasar de él, como hacen muchos y muchas, pues tenemos alguacil y trabajadores; pero ella no pasa y hace lo que puede. Y veo, que es hasta bueno para ella preocuparse de los demás, de su jardín, de su parcela de libertad.
En esta plaza hay mucho, mucho de qué hablar, hasta de arte.