A MATILDE
Habitas en mi campo de ilusiones,
espejo de bondad,
de virtudes, nobleza y sentimiento.
Florece año tras año tu verdad.
Cristaliza tu ser en las corrientes
al albor de una nueva primavera.
Veo brotes de amor y de nostalgia
prendidos en los brazos de cerezos,
eternas violetas tiemblan de gozo
y susurran murmullos pensamientos.
Canciones aprendidas de tus labios,
siendo niña feliz en tu regazo;
segura fortaleza con tu abrazo
en la búsqueda de consejos sabios.
Añoro días de sol, lluvia y viento;
paseos infantiles a tu vera.
¡Madre mía! te busco en la ribera,
de grises días, sin tu aliento.
Las hojas silban sones en las ramas,
melodías prendidas en las flores
que dulces del árbol se desprenden.
C. García
Habitas en mi campo de ilusiones,
espejo de bondad,
de virtudes, nobleza y sentimiento.
Florece año tras año tu verdad.
Cristaliza tu ser en las corrientes
al albor de una nueva primavera.
Veo brotes de amor y de nostalgia
prendidos en los brazos de cerezos,
eternas violetas tiemblan de gozo
y susurran murmullos pensamientos.
Canciones aprendidas de tus labios,
siendo niña feliz en tu regazo;
segura fortaleza con tu abrazo
en la búsqueda de consejos sabios.
Añoro días de sol, lluvia y viento;
paseos infantiles a tu vera.
¡Madre mía! te busco en la ribera,
de grises días, sin tu aliento.
Las hojas silban sones en las ramas,
melodías prendidas en las flores
que dulces del árbol se desprenden.
C. García