LOS CELOS DE LA LUNA
Todos los días cuando llegaba la noche marchaba hasta la estepa acompañado de su lebrel, y en el mismo chopo de siempre, esperaba encontrarse con la Luna. Era una cita secreta, en la oscuridad de la noche, con el único deseo de que no hubiese ningún testigo y así declararle una vez más su amor. No perdía las esperanzas aunque la Luna le había rechazado ya en más de cien ocasiones. ¡Quien sabe - pensaba- quizá hoy se dé cuenta que de verdad me ama!
La Luna intentaba hacerle entender que un amor entre ella y un humano era imposible, pero él no estaba de acuerdo. De pequeño había oído historias de amor entre la Luna y el Mar, la Luna y las estrellas o el sol y un marinero.
¿Por qué no iba a poder existir amor entre la Luna y un pastor? Solo había que sentirlo y dejarse llevar...
Todos los días cuando llegaba la noche marchaba hasta la estepa acompañado de su lebrel, y en el mismo chopo de siempre, esperaba encontrarse con la Luna. Era una cita secreta, en la oscuridad de la noche, con el único deseo de que no hubiese ningún testigo y así declararle una vez más su amor. No perdía las esperanzas aunque la Luna le había rechazado ya en más de cien ocasiones. ¡Quien sabe - pensaba- quizá hoy se dé cuenta que de verdad me ama!
La Luna intentaba hacerle entender que un amor entre ella y un humano era imposible, pero él no estaba de acuerdo. De pequeño había oído historias de amor entre la Luna y el Mar, la Luna y las estrellas o el sol y un marinero.
¿Por qué no iba a poder existir amor entre la Luna y un pastor? Solo había que sentirlo y dejarse llevar...