El relieve del Descendimiento en el Claustro del Monasterio, SANTO DOMINGO DE SILOS

El claustro del monasterio de Santo Domingo de Silos se construyó durante los siglos XI y XII. Sobresalen los ocho relieves de los machones de los pilares de la crujía baja, en piedra caliza y de carácter monumental, sus dimensiones son 180 x 110 cms. Su finalidad era doble: ornamental y de exaltación de la fe católica. Cada relieve está relacionado con un pasaje del Nuevo Testamento.

El primer maestro de Silos, de finales del siglo XI, es autor de seis relieves, a saber: Asunción del Señor, Pentecostés, Sepultura y Resurrección, Descendimiento, Camino de Emaús y La duda de Santo Tomás. Estos relieves son románicos y presentan las características siguientes:

· Son bajo relieves, casi planos.
· Rige el principio de jerarquía por el cual la figura de Cristo es la de mayor tamaño.
· Cristo aparece con nimbo crucífero y los apóstoles con nimbo sencillo, que se aprovechó para epigrafiar sus nombres.
· Rige el principio de isocefalia.
· Las figuras son hieráticas.
· Los pliegues de las túnicas parecen planchados.
· Los personajes representados aparecen descalzos, muchos con los pies en tijera.
· Las escenas se enmarcan entre columnillas corintias y arco de medio punto torreado en el trasdós.

Ascensión del Señor. Se inspira en el Nuevo Testamento, Hechos de los apóstoles 1, 3-11. Presenta composición piramidal ascendente, la acción discurre de abajo a arriba. Se estructura en tres niveles: siete apóstoles en el inferior, cinco y la Virgen en el segundo, y en el superior Cristo y dos ángeles. Todos los personajes dirigen su mirada hacia Cristo. En el segundo nivel se reconoce a san Pablo, que presenta calvicie hipocrática y frente surcada de arrugas; a san Juan, que coge de la mano a la Virgen; y a san Pedro, que sujeta las llaves del cielo. En el nivel superior dos ángeles portan un mar de nubes con el que velar a Cristo, que aparece con nimbo crucífero.

Pentecostés. Se inspira en el Nuevo Testamento, Hechos de los apóstoles 2, 1-13. Presenta una composición piramidal descendente, la acción discurre de arriba a abajo. Se estructura en cuatro niveles: en los dos inferiores los apóstoles, de seis en seis; en el segundo nivel se distinguen san Pablo y san Pedro; en el tercer registro aparece la Virgen; y en el registro superior dos ángeles flanquean la Mano del Señor que abre el cielo. Todos los personajes dirigen la mirada hacia la mano que les bendice. La Virgen aparece por encima de los apóstoles para simbolizar que es intercesora de los hombres ante Dios.

Sepultura y Resurrección. Se inspira en el Nuevo Testamento, Mateo 27, 57-66, y con Mateo 28, 1-10. La tapa del sarcófago del Señor separa las dos escenas. En la parte inferior siete soldados romanos, pero vestidos al modo de la milicia castellana, aparecen desvanecidos en un momento de la resurrección. José de Arimatea coloca al Señor sobre el sarcófago. Su túnica agitada por el viento simboliza la furia de la naturaleza tras la muerte de Cristo. El rostro del Señor expresa serenidad en la certeza de la resurrección. En el nivel superior un ángel anuncia la resurreción a María Magdalena, María madre de Jacobo y a María Salomé con la frase Nil formidetis, vivit Deus, ecce videtis, es decir, “Nada temáis, Dios vive, ya lo veis”.

Descendimiento. Se inspira en Nuevo Testamento, Mateo 27, 45-59. Cristo está siendo bajado de la cruz. José de Arimatea sujeta el cuerpo de Cristo; Nicodemo libera de la cruz la mano izquierda de Cristo, le falta la mano derecha con las tenazas; a su lado san Juan con las Escrituras; la Virgen, con las manos veladas en señal de reverencia, recibe la mano derecha del Señor, perforada y recién desclavada. La cruz de Cristo aparece sobre el sepulcro de Adán para simbolizar que la crucifixión del Señor redimió al hombre del pecado de Adán. El temblor que hubo tras la crucifixión se representa a través de las rocas de la parte inferior del relieve. En la parte superior aparecen alegorías del Sol y de la Luna, con los nombres epigrafiados en lienzos, y a su alrededor ángeles turiferarios. Por encima del arco de medio punto se lee: Hic obit; hec plorat; carus dolet; impius orat, es decir, “Éste muere, ésta llora, el amado se duele, el impío reza”.

Camino de Emaús. Se inspira en el Nuevo Testamento, Lucas 24, 13-35. Cristo y Cleofás conversan y la figura de la izquierda porta las Escrituras. La túnica y el brazo derecho de Cleofás marcan una línea oblicua que fuerza al espectador a dirigir su mirada hacia Cristo. Su dignidad se representa a través del bastón de mando y que está en peregrinación a través de las conchas jacobeas del zurrón. Las pupilas de los tres personajes están rebajadas para insertar azabaches que refuerzan la expresividad de la mirada. La figura de la izquierda conserva los azabaches

La duda de Santo Tomás. Se inspira en el Nuevo Testamento, Juan 20, 24-29. Aparece Cristo con el brazo derecho levantado para que santo Tomás pueda meter el dedo índice de la mano derecha en la herida del costado y creer en la resurrección del Señor. El brazo levantado de Cristo simboliza la separación de ciencia y fe. La ciencia se personifica en santo Tomás, en el ángulo inferior izquierdo y separado del resto de los apóstoles, que personifican la fe, y que por ser los elegidos ocupan la parte derecha y superior del relieve.

El segundo maestro de Silos esculpió el relieve Anunciación y Coronación de la Virgen y el tercer Maestro de Silos el Árbol de Jesé. Estos relieves presentan características del primer gótico:
· Las escenas desbordan el marco de la representación.
· Las figuras han ganado volumen hasta el medio relieve.
· Las figuras presentan formas redondeadas.
· Las escenas ganan en movimiento, realismo y expresividad.

Anunciación y Coronación de la Virgen. Se inspira en el Nuevo Testamento, Lucas 1, 26-38. Dos ángeles coronan a la Virgen en el momento en el que el ángel san Gabriel, postrado ante ella, le anuncia que concebirá a Dios hecho hombre. Un velo cuelga del arco y se enrosca por las columnillas que enmarcan la escena.

Árbol de Jesé. Se inspira en el Nuevo Testamento, Mateo 1, 1-17. En la parte inferior aparece Jesé, origen del linaje de Cristo. De su costado nacen dos ramas que forman una media mandarla, que sirve para acoger a la Virgen. A la izquierda aparece David, octavo hijo de Jesé, y a la derecha Salomón, sexto hijo de David. Por encima de la Virgen, y en media mandorla, aparece la escena de la Paternitas, es decir, Dios Padre con Jesús en su regazo. A los lados están representados los cuatro profetas mayores: Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel. En lo más alto aparece el Espíritu Santo en forma de paloma

Los relieves de los machones del claustro de Santo Domingo de Silos son de la máxima importancia en la Historia de la escultura española por dos motivos: fueron los primeros relieves claustrales de España y en ellos se reconocen los estilos románico y protogótico.