Así es Pedro, ahí al ladito de la igulesia, justo por detras. Esta era la
casa del "guarín". Bonito y sacrificado oficio éste de pastor de
yeguas y mulas. El salario consistia en una cantidad determinada. Siempre se "ajustaba" al guarín con el consenso de todo el
pueblo y cada vecino pagaba por cabezas de
ganado.
El asalariado y su
familia mal-vivian, pero no es menos cierto, que en aquellos años mal-viviamos todos.
Este y otros muchos oficios han desaparecido.
Un saludo Pedro-Miguel.