El recóndito
valle de Caderechas, considerado apéndice de La Bureba, ha adquirido personalidad propia gracias a su microclima, al renacer en los últimos años del cultivo de frutales, a una repoblación forestal intensa y al cuidado de los
pueblos que se sitúan en uno de los
paisajes con mayor valor de la provincia de
Burgos. La visita durante la floración de
primavera es un espectáculo natural que se proyecta sobre los altos
acantilados que rodean y protegen el valle. Las formas, la vegetación, con
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