Las fiesta patronal de Rezmondo, eran, las mas importantes del entorno, a ella acudían, todos los mozos y mazas, de los pueblos colindantes, a disfrutar de una de las pocas fiestas de obligado cumplimiento, del periodo estival, en ella no faltaba Donato y sus colegas, con las almendras y el bote, y un puesto de chucherías, que llegada la noche se iluminaban con la tenue luz del carburo. Detrás de la iglesia, junto al frontón, un la campa ligeramente inclinada se desarrollaba el baile, al fondo de la misma, había unas exuberantes capacheras, donde los malvados chavales, después de haber gastado su por lo general exigua paga, y solo por distraerse, se surtían de munición que luego lanzaban al pelo de las mozas, mientras estas bailaban, provocando persecuciones de los desaforados novios o acompañantes. Amparados por la obscuridad, y con algún que otro dibling, siempre ganabamos.
