En honor del foro de Redecilla del Camino
CANTO DEL SEGADOR
Por la extensa geografía,
De las tierras Castellanas.
Frente al sol entre trigales,
Los segadores cantaban.
Allá en la plaza del pueblo,
Bajo la Iglesia romana.
Las mozas están llorando,
¡Por el amor que se marcha!
El traje de los domingos,
El trillo, el heno y la paja,
Los caballos pa la feria.
Y la novia que bordaba.
Todo se queda en el pueblo,
Detrás de una reja blanca.
¿Por que te vas a la siega?
¡Mujer, el oro nos llama!
El pueblo se queda sólo,
Con sus calles estrujadas.
Sumido en recogimiento,
Dormido bajo la escarcha.
En Toledo ellos segaron,
Los trigos y las cebadas.
En Burgos y en Redecilla,
Cortaron con sus guadañas.
Y gastaron sus doblones,
En plaza de Salamanca.
Todos los mozos segaron,
Dorado trigo y cebada.
En Castilla con la hoz,
Esas tierras trabajaban.
Como si fuesen de fuego,
El corvo con que cortaban.
¡No llores, moza, no llores!
Que la siega ya se acaba.
Antes de sembrar de nuevo,
Volvemos por las cañadas.
Abra fiestas en el pueblo.
Volteando las campanas.
Alegría entre las mozas.
Con rasgeos de guitarras.
Procesiones por la calle.
Con tambores y dulzainas.
Y el estandarte del pueblo.
Sobre el mástil de la plaza.
Los segadores de mieses.
Por sus amores trabajan.
Autor:
Críspulo Cortés
El Hombre de la Rosa.
CANTO DEL SEGADOR
Por la extensa geografía,
De las tierras Castellanas.
Frente al sol entre trigales,
Los segadores cantaban.
Allá en la plaza del pueblo,
Bajo la Iglesia romana.
Las mozas están llorando,
¡Por el amor que se marcha!
El traje de los domingos,
El trillo, el heno y la paja,
Los caballos pa la feria.
Y la novia que bordaba.
Todo se queda en el pueblo,
Detrás de una reja blanca.
¿Por que te vas a la siega?
¡Mujer, el oro nos llama!
El pueblo se queda sólo,
Con sus calles estrujadas.
Sumido en recogimiento,
Dormido bajo la escarcha.
En Toledo ellos segaron,
Los trigos y las cebadas.
En Burgos y en Redecilla,
Cortaron con sus guadañas.
Y gastaron sus doblones,
En plaza de Salamanca.
Todos los mozos segaron,
Dorado trigo y cebada.
En Castilla con la hoz,
Esas tierras trabajaban.
Como si fuesen de fuego,
El corvo con que cortaban.
¡No llores, moza, no llores!
Que la siega ya se acaba.
Antes de sembrar de nuevo,
Volvemos por las cañadas.
Abra fiestas en el pueblo.
Volteando las campanas.
Alegría entre las mozas.
Con rasgeos de guitarras.
Procesiones por la calle.
Con tambores y dulzainas.
Y el estandarte del pueblo.
Sobre el mástil de la plaza.
Los segadores de mieses.
Por sus amores trabajan.
Autor:
Críspulo Cortés
El Hombre de la Rosa.
