Ese hombre, que trabajaba con las manos ateridas de frío por los rigores del crudo invierno burgalés (era un problema que le aquejaba a él particularmente), nunca escurrió el bulto por temor a las heladas invernales: había que ganar el pan para la familia y él lo ganaba con las manos frías, haciendo frente a los hielos del invierno, pero contento por el deber cumplido.
Tras una dura semana de trabajo en cualquier rincón de la provincia, había que coger aquella vieja y pesada bicicleta, que de vieja ... (ver texto completo)
Tras una dura semana de trabajo en cualquier rincón de la provincia, había que coger aquella vieja y pesada bicicleta, que de vieja ... (ver texto completo)