Por ella dejaba hacienda al monasterio de Valcárcel en este pueblo, en Isar, Coculina, Tajadura, Montorio, Ubierna, Fuencivil, Prádanos, Boada, Panizares y otros lugares; los vecinos de Valcárcel serian en adelante y en su totalidad vasallos solariegos de la abadesa, con facultad esta última de poner juez y merino y presentar el clérigo o clérigos de la parroquia. Los vasallos debían dar anualmente, en señal de sumisión, una gallina, quedando absueltos de pagar martiniega y yantar al rey de Castilla. El pueblo de Montorio quedaba también sujeto a la abadesa de Valcárcel en calidad de solariego; los vecinos debían contribuir anualmente y en reconocimiento de vasallaje, cada uno con tres fanegas de pan y ocho dineros, y obedecer al merino nombrado por la abadesa. Creemos que ésta no tuvo jurisdicción civil sino en Valcárcel y Montorio, constándonos haberla ejercido la abadesa de Palacios hasta principios del siglo xix, desde el xv, en que dejó de existir el monasterio de Valcárcel.
D. ª Elo emprendió de gilí a pocos años la construcción de nuevos edificios monasteriales; y apenas subió al trono de Castilla San Fernando, consiguió de él solemne privilegio de protección para su monasterio, poniéndole bajo la tutela de los Reyes, al paso que se le confirmaba en la tenencia de los bienes y pueblos en el dicho privilegio enumerados. La fecha de éste es en Burgos a 17 de Febrero de 1219.
No sabemos hasta cuando rigió D. ª Elo el monasterio de Valcárcel en calidad de fundadora y primera abadesa; por Abril de 1239 tenía ya sucesora en D.ª Sancha Gutiérrez, cuyo abadiato subsistió durante el segundo tercio y más aún del siglo XIII. A la vista tenemos varias escrituras que acreditan la solicitud de D. ª Sancha por acrecentar la hacienda del monasterio, y las donaciones que la nobleza del país hizo por el mismo tiempo; así como la composición efectuada ante el obispo de Burgos en 1263, por la cual el abad de Aguilar retiraba la demanda presentada sobre la pertenencia de Valcárcel a cambio de ciertas posesiones que éste le daba en Olmos de Río Pisuerga.
El estado relativamente próspero de la comunidad de Valcárcel fué de poca duración; porque consistiendo la mayoría de las rentas en los productos agrícolas de sus posesiones, al escasear éstos y escasear del modo que nos lo pinta la historia de fines del siglo XIII y principios del XIV, el monasterio se vio reducido a una pobreza extrema, de la cual no había de salir mientras continuasen los trastornos políticos, tan frecuentes durante las minorías de Fernando IV y Alfonso XI. Para aliviar tan precario estado, otorgó la corte Real a nuestro monasterio en 6 de Septiembre de 1305, que sus ganados pudiesen pastar en todas las provincias sujetas al Rey de Castilla sin tributo ni gravamen de ningún género, permitiendo a los pastores cortasen, sin incurrir en multa, la leña que necesitasen para hacer fuego, construir puentes y sacar corteza para curtir el calzado.
Años después Alfonso XI socorrió a nuestro monasterio, merced a ciertas representaciones que de la pobreza del mismo le hizo el Merino mayor de Castilla, Garcí Laso de la Vega. Por el privilegio de 25 de Octubre de 1315, el Rey cedía al monasterio de Valcárcel los tributos que diez de los vecinos de este pueblo, vasallos de la abadesa, debiesen dar al fisco real, y esto con el objeto de emplear su producto en los gastos de culto y compra de ornamentos y alhajas sagrados. Esta merced, valedera para mientras fuese voluntad del Rey, continuó en tiempos de Juan I, quien la hizo perpetua, sin excluir ninguna clase de tributo, por su carta fechada en Burgos a 12 de Noviembre de 1345.
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D. ª Elo emprendió de gilí a pocos años la construcción de nuevos edificios monasteriales; y apenas subió al trono de Castilla San Fernando, consiguió de él solemne privilegio de protección para su monasterio, poniéndole bajo la tutela de los Reyes, al paso que se le confirmaba en la tenencia de los bienes y pueblos en el dicho privilegio enumerados. La fecha de éste es en Burgos a 17 de Febrero de 1219.
No sabemos hasta cuando rigió D. ª Elo el monasterio de Valcárcel en calidad de fundadora y primera abadesa; por Abril de 1239 tenía ya sucesora en D.ª Sancha Gutiérrez, cuyo abadiato subsistió durante el segundo tercio y más aún del siglo XIII. A la vista tenemos varias escrituras que acreditan la solicitud de D. ª Sancha por acrecentar la hacienda del monasterio, y las donaciones que la nobleza del país hizo por el mismo tiempo; así como la composición efectuada ante el obispo de Burgos en 1263, por la cual el abad de Aguilar retiraba la demanda presentada sobre la pertenencia de Valcárcel a cambio de ciertas posesiones que éste le daba en Olmos de Río Pisuerga.
El estado relativamente próspero de la comunidad de Valcárcel fué de poca duración; porque consistiendo la mayoría de las rentas en los productos agrícolas de sus posesiones, al escasear éstos y escasear del modo que nos lo pinta la historia de fines del siglo XIII y principios del XIV, el monasterio se vio reducido a una pobreza extrema, de la cual no había de salir mientras continuasen los trastornos políticos, tan frecuentes durante las minorías de Fernando IV y Alfonso XI. Para aliviar tan precario estado, otorgó la corte Real a nuestro monasterio en 6 de Septiembre de 1305, que sus ganados pudiesen pastar en todas las provincias sujetas al Rey de Castilla sin tributo ni gravamen de ningún género, permitiendo a los pastores cortasen, sin incurrir en multa, la leña que necesitasen para hacer fuego, construir puentes y sacar corteza para curtir el calzado.
Años después Alfonso XI socorrió a nuestro monasterio, merced a ciertas representaciones que de la pobreza del mismo le hizo el Merino mayor de Castilla, Garcí Laso de la Vega. Por el privilegio de 25 de Octubre de 1315, el Rey cedía al monasterio de Valcárcel los tributos que diez de los vecinos de este pueblo, vasallos de la abadesa, debiesen dar al fisco real, y esto con el objeto de emplear su producto en los gastos de culto y compra de ornamentos y alhajas sagrados. Esta merced, valedera para mientras fuese voluntad del Rey, continuó en tiempos de Juan I, quien la hizo perpetua, sin excluir ninguna clase de tributo, por su carta fechada en Burgos a 12 de Noviembre de 1345.
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