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LA NUEZ DE ARRIBA: Obras....

Obras.

El flamante Director comenzó a realizar sus grandes obras, aquellas que alguna vez había gestado en su casita del árbol.
Decidió colocar estratégicamente a hombres de su confianza, para que cuastodien las puertas y ventanas, para evitar así, las habituales fugas los alumnos.
Diferenció a sus alumnos con brazaletes, otorgó importantes becas para quiénes Él, consideraba superiores.
Y… por supuesto, a esos alumnos que siempre lo fastidiaron, no solo los consideró inferiores, sino que además les fue cortando las piernitas y los bracitos, dejaba que los superiores los maltraten, los ahoguen en los inodoros, los escupan y los humillen de cualquier forma…
El plan de Adolfo funcionaba a la perfección, en los recreos reinaba la tranquilidad y aquellos gritos de los inferiores fueron eficientemente acallados.
Pero claro, siempre está “el lobo” que viene a opacar la fiesta… ciertos ruidos que no pueden acallarse. Adolfo sabía perfectamente que esos ruidos provenían de alguno de los inferiores, entonces decidió aislarlos en un sótano (muy bien preparado) para que, de esa manera, “estén, pero no se noten”
En ese sótano los inferiores, eran masacrados, torturados, violados, despojados de todos sus bienes y, en el mejor de los casos, se les daba “trabajo” para que ayuden a cometer aquellos impecables y sistemáticos actos.
Claro que la teoría estaba en marcha, pero Adolfo necesitaba una “verdad científica” y así es que contrató a médicos para que “investiguen” las anomalías de aquellos seres rapados y olorosos.
Todo ello se llevó a cabo, de más está decirlo, bajo el consenso de “la junta de profesores” que día a día cambiaban la reglamentación, según las órdenes del brillante Director.
Esa escuela era realmente única… y es por ello, que Adolfo se vio en la imperiosa necesidad, de ampliar su pedagogía a otras escuelas