Consuelo Hernández
Basta una mochila
Cuando la ira no cabe en el pecho
una se vuelve indiferente
se vuela de sí misma
y rompe todas las cuerdas que la atan.
Basta una mochila resistente
y unos zapatos confortables
para bajarse del compresor de libertades
y recorrer el mundo sin desgano.
Para transfigurar los viernes dolorosos
en días plenos de esperanza
como un domingo de resurrección.
Basta una mochila
Cuando la ira no cabe en el pecho
una se vuelve indiferente
se vuela de sí misma
y rompe todas las cuerdas que la atan.
Basta una mochila resistente
y unos zapatos confortables
para bajarse del compresor de libertades
y recorrer el mundo sin desgano.
Para transfigurar los viernes dolorosos
en días plenos de esperanza
como un domingo de resurrección.