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LA NUEZ DE ARRIBA: El tibio ambiente llenaban...

El destino de las flores

La mano de un caballero,

de un caballero mundano,

cortó una orquídea preciada,

que en el tibio invernadero

del gran parque cortesano

creció cual niña mimada

Y la llevó a los salones

donde, entre danzas y gritos,

la tiestas mundana hervía

con todas las tentaciones

y todos los apetitos

que Satanás encendía

«! A la reina del placer»,

dijo el gentil caballero,

y ufano la flor le dio

a una elegante mujer

que con talante altanero

sobre el seno la prendió.

La ardiente atmósfera henchían

brillantes luces que herían

y aromas embriagadores,

y pláticas seductoras,

y cascadas de colores,

y músicas tentadoras

Y aquella flor delicada

sólo por brisas mecida

que ella de aromas empapó,

ahora danzaba asfixiada

por la atmósfera encendida

que su perfume sorbió

Su muerte, ¡qué triste fué!

Ciega de rabia y despecho

por celos de no sé qué,

su altiva dueña, irritada,

se la arrancó de su pecho

y al suelo arrojóla airada

Y dos o tres caballeros

distraídos y altaneros

que platicando pasaron,

con sus pies la mancillaron,

y se alejaron ligeros

¡y muerta allí la dejaron

II

La mano de un caballero

de un caballero cristiano,

cortó en el huerto una rosa

y al templo fuese ligero,

llevando alegre en la mano

la flor fragante y hermosa.

«! A la Reina de los cielos!»,

dijo el hidalgo cristiano,

dechado de fé sencilla;

y ardiendo en santos anhelos,

la puso a los pies, ufano,

de la Reina sin mancilla.

El tibio ambiente llenaban

efluvios que a campo olían,

cantos que de amor hablaban,

suspiros que el aire hendían,

bendiciones que bajaban

y plegarias que subían...

Y la flor encantadora

que el ambiente transparente

del huerto esencíara tanto,

de esencia llenaba ahora

otro purísimo ambiente

que, a más de puro, era santo.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Su muerte, ¡qué deliciosa!,

de humo de incienso un jirón

llevó a la mansión gloriosa

el rumor de una canción

con la última exhalación

el perfume de la rosa. ... (ver texto completo)