Para reflexionar con propiedad sobre los valores antes deberíamos ponernos de acuerdo sobre lo que entendemos con dicho nombre, para evitar que nos sucediera lo mismo que cuando nos referimos a la educación, que acabamos hablando de medios en lugar de fines; horarios, profesores, en lugar de interrogarnos sobre el fin de educar, es decir, etimológicamente, conducir. ¿Pero conducir a dónde? Esto sería lo realmente importante del debate educativo. En un sentido equivalente, también cuando nos referimos a valores debemos fijar su sentido.