Juan Meléndez Valdés Batilo >
EL GABINETE
¡Qué ardor hierve en mis venas!
¡Qué embriaguez! ¡Qué delicia!
¡Y en qué fragante aroma
se inunda el alma mía!
EL GABINETE
¡Qué ardor hierve en mis venas!
¡Qué embriaguez! ¡Qué delicia!
¡Y en qué fragante aroma
se inunda el alma mía!
Éste es de Amor un templo:
doquier torno la vista
mil gratas muestras hallo
del numen que lo habita
doquier torno la vista
mil gratas muestras hallo
del numen que lo habita
y do esmaltada de oro
la porcelana rica
del lujo preparados
perfumes mil le brinda
la porcelana rica
del lujo preparados
perfumes mil le brinda
y el velo que los rayos
con que sus ojos brillan,
doblándoles la gracia,
emboza y debilita
con que sus ojos brillan,
doblándoles la gracia,
emboza y debilita
Del cuello allí las perlas,
y allá el corsé se mira
y en él de su albo seno
la huella peregrina
y allá el corsé se mira
y en él de su albo seno
la huella peregrina
¡Besadla, amantes labios...!
¡besadla...! Mas tendida
la gasa que lo cubre
mis ojos allí fija.
¡besadla...! Mas tendida
la gasa que lo cubre
mis ojos allí fija.
¡Oh, gasa...! ¡qué de veces...!
El piano... Ven, querida,
ven, llega, corre, vuela,
y mi impaciencia alivia.
El piano... Ven, querida,
ven, llega, corre, vuela,
y mi impaciencia alivia.
¡Oh! ¡cuánto en la tardanza
padezco! ¡Cuál palpita
mi seno! ¡En qué zozobras
mi espíritu vacila!
padezco! ¡Cuál palpita
mi seno! ¡En qué zozobras
mi espíritu vacila!
y el aura que te halaga
con ala fugitiva,
de tus encantos llena,
me abraza y regocija
con ala fugitiva,
de tus encantos llena,
me abraza y regocija
Mas... ¿si serán sus pasos...?
Sí, sí; la melodía
ya de su labio oyendo,
todo mi ser se agita
Sí, sí; la melodía
ya de su labio oyendo,
todo mi ser se agita