Ay cándido seno!
¡quién sola una vez
dolido te hallase
de su padecer!
Mas ¡oh! ¡cuán en vano
mi súplica es!,
que es cruda cual bella
la flor del Zurguén
¡quién sola una vez
dolido te hallase
de su padecer!
Mas ¡oh! ¡cuán en vano
mi súplica es!,
que es cruda cual bella
la flor del Zurguén
La ruego, y mis ansias
altiva no cree;
suspiro, y desdeña
mi voz atender.
Decidme, airecillos,
decidme: ¿qué haré,
para que me escuche
la flor del Zurguén.
altiva no cree;
suspiro, y desdeña
mi voz atender.
Decidme, airecillos,
decidme: ¿qué haré,
para que me escuche
la flor del Zurguén.