6. Amor, dardo escondido
que hieres el silencio y lo entristeces;
ausencia del perdido,
creciendo como creces
lloras su helado nombre cien mil veces.
Me has dejado muriendo
de muerte lenta, que por lenta es muda;
tus señales no entiendo
ni el corazón me ayuda:
¡aprendo sin gemir muerte desnuda!
La noche del suspiro
duele por dentro en sal desesperada;
la sombra que respiro
como noche salada,
es mi propia tiniebla apasionada.
que hieres el silencio y lo entristeces;
ausencia del perdido,
creciendo como creces
lloras su helado nombre cien mil veces.
Me has dejado muriendo
de muerte lenta, que por lenta es muda;
tus señales no entiendo
ni el corazón me ayuda:
¡aprendo sin gemir muerte desnuda!
La noche del suspiro
duele por dentro en sal desesperada;
la sombra que respiro
como noche salada,
es mi propia tiniebla apasionada.