LA PEQUEÑA ALMA Y EL SOL
NEALE DONALD WALSCH
HABIA UNA VEZ UNA PEQUEÑA ALMA QUE DIJO A DIOS:
¡Ya se quien soy!
Y Dios le contestó:
¡Maravilloso!
¿Quién eres?
La pequeña alma contestó a toda voz.
¡Soy la luz!
NEALE DONALD WALSCH
HABIA UNA VEZ UNA PEQUEÑA ALMA QUE DIJO A DIOS:
¡Ya se quien soy!
Y Dios le contestó:
¡Maravilloso!
¿Quién eres?
La pequeña alma contestó a toda voz.
¡Soy la luz!
Dios sonrió ampliamente:
Así es —exclamó. Tú eres la Luz.
La pequeña alma estaba feliz, porque había comprendido lo que todas las almas del reino trataban de entender.
¡Hurra! ¡Esto es fantástico!
Pero poco después ya no le bastó con saber quien era. Sentía cierta inquietud en su interior, porque quería ser lo que era.
Así, la pequeña alma volvió a hablar con Dios (lo cual no es mala idea para todas las almas que quieren ser Quienes Son realmente), para comunicarle sus ideas:
¡Hola, Dios!
Así es —exclamó. Tú eres la Luz.
La pequeña alma estaba feliz, porque había comprendido lo que todas las almas del reino trataban de entender.
¡Hurra! ¡Esto es fantástico!
Pero poco después ya no le bastó con saber quien era. Sentía cierta inquietud en su interior, porque quería ser lo que era.
Así, la pequeña alma volvió a hablar con Dios (lo cual no es mala idea para todas las almas que quieren ser Quienes Son realmente), para comunicarle sus ideas:
¡Hola, Dios!