Una señora cuenta que acompañó a su padre un día a un centro comercial a comprarse un par de zapatos. A la hora del almuerzo se sentaron en una cafetería a comer algo. Allí, ella se dio cuenta de que su padre observaba con insistencia a un chico joven, que se sentó cerca de ellos. El chico tenía el pelo erizado y pintado de varios colores: verde, rojo, naranja y azul.
El padre de la señora seguía observando al joven con insistencia. El muchacho notó que el señor no le quitaba la vista de encima, y por fin, muy irritado le preguntó en tono sarcástico: "Cuál es su problema, viejo, es que usted nunca hizo nada salvaje en su vida?".
A lo que el señor le respondió sin siquiera parpadear: "Sabe que sí? Una vez me emborraché y tuve sexo con una guacamaya. Precisamente, me estaba preguntando..., si usted no sería mi hijo!
El padre de la señora seguía observando al joven con insistencia. El muchacho notó que el señor no le quitaba la vista de encima, y por fin, muy irritado le preguntó en tono sarcástico: "Cuál es su problema, viejo, es que usted nunca hizo nada salvaje en su vida?".
A lo que el señor le respondió sin siquiera parpadear: "Sabe que sí? Una vez me emborraché y tuve sexo con una guacamaya. Precisamente, me estaba preguntando..., si usted no sería mi hijo!
A mas años
mas desengaños
mas desengaños
Mensaje
Me gusta
No