- El caos es una estrategia e, inclusive, una meta revolucionaria. A través del caos, se causa un preocupante efecto intimidatorio e insultante. La estrategia del caos, en sus diversas variantes, no siempre es sangrienta, valiéndose con frecuencia de otras formas de violencia, como la psicológica o la moral, a veces tanto o más efectivas para imponer sin convencer, esta práctica del caos es profundamente anticristiana y no tiene ningún apoyo moral ni ético. No es infrecuente, se da en nuestros ámbitos domésticos, empresariales, culturales... consiste en no organizar bien y que todo salga mal... buscando, a posteriori a culpables que paguen en público las irresponsabilidades y la incopetencia de un directivo, persona normalmente sin conciencia ni siquiera de que no tiene conciencia. Por su parte, el caos considerado como meta sociopolítica no se diferencia substancialmente de la anarquía, que es la propia finalidad del comunismo, en la cual, inclusive, el Estado (o la institución o...) desaparecería.