LA NUEZ DE ARRIBA: ¡Dime algo!...

¡Dime algo!
Dime por favor, ¡lo que sea…!
Dime lo que en verdad por mí sientes,
pero no me ignores cuando leas
lo que te escribo, porque me hieres.

Si en realidad no me quieres
dímelo para no seguir con esta ilusión,
porque la indiferencia duele
y, cada día, rompe más mi corazón.

No te calles, por favor,
para que no me consuma la duda,
para no crear ni sentir rencor
o deshacerme como la espuma.

Porque si crees que te alejas
sin causarme daño alguno…
¡te equivocas!, pues me dejas
el dolor más amargo y profundo.