¡Cuán gritan esos malditos
pero, mal rayo me parta
si en concluyendo la carta
no pagan caros sus gritos!
pero, mal rayo me parta
si en concluyendo la carta
no pagan caros sus gritos!
Y esas dos líquidas perlas
que se desprenden tranquilas
de tus radiantes pupilas
convidándome a beberlas,
evaporarse a no verlas
de sí mismas al calor,
y ese encendido rubor
que en tu semblante no había,
¿no es verdad, hermosa mía,
que se desprenden tranquilas
de tus radiantes pupilas
convidándome a beberlas,
evaporarse a no verlas
de sí mismas al calor,
y ese encendido rubor
que en tu semblante no había,
¿no es verdad, hermosa mía,
que están respirando amor?
¡Oh! Sí, bellísima Inés,
espejo y luz de mis ojos,
escucharme sin enojos
como lo haces, amor es;
¡Oh! Sí, bellísima Inés,
espejo y luz de mis ojos,
escucharme sin enojos
como lo haces, amor es;