Precisamente Baltasar del Alcázar en su ya clásica y muy conocida “Una cena” demuestra ser el autor que mejores elogios a dedicado a la morcilla. Allí leemos:
La ensalada y salpicón
hizo fin. ¿Qué viene ahora?
La morcilla,! oh, gran señora
digna de veneración!
¡Qué oronda viene y qué bella!
¡Qué través y enjundia tiene!
Paréceme, Inés, que viene
Para que demos con ella.
Mas dí; ¿no adoras ni aprecias
la morcilla ilustre y rica?
¡Cómo la traidora pica;
tal debe tener especias!
¡Qué llena está de piñones!
Morcilla de cortesanos
y asada por esas manos
hechas a cebar lechones.
La ensalada y salpicón
hizo fin. ¿Qué viene ahora?
La morcilla,! oh, gran señora
digna de veneración!
¡Qué oronda viene y qué bella!
¡Qué través y enjundia tiene!
Paréceme, Inés, que viene
Para que demos con ella.
Mas dí; ¿no adoras ni aprecias
la morcilla ilustre y rica?
¡Cómo la traidora pica;
tal debe tener especias!
¡Qué llena está de piñones!
Morcilla de cortesanos
y asada por esas manos
hechas a cebar lechones.
Si estas alabanzas se dirigen en general a la morcilla, con mucha mayor razón, a la que es la reina de ellas, la de Burgos.
El Refranero también es parco en sentencias alusivas: “La morcilla reciente, cómela con tu pariente”.
Porque la recién hecha es la más sabrosa y cuando mejor está para comerla y saborearla.
“Donde has hecho astillas, que te den morcilla”.
Significa que cada uno debe de comer allí donde ha estado trabajando.
“Carne en calceta, que la coma quien la meta”.
Pues sólo así se puede tener plena garantía de la calidad de lo que se come, sobre todo tratándose de embutidos.
Santiago Rodriguez Santervás decía que “si la catedral es el alma de Burgos, la morcilla es su cuerpo”.
El Refranero también es parco en sentencias alusivas: “La morcilla reciente, cómela con tu pariente”.
Porque la recién hecha es la más sabrosa y cuando mejor está para comerla y saborearla.
“Donde has hecho astillas, que te den morcilla”.
Significa que cada uno debe de comer allí donde ha estado trabajando.
“Carne en calceta, que la coma quien la meta”.
Pues sólo así se puede tener plena garantía de la calidad de lo que se come, sobre todo tratándose de embutidos.
Santiago Rodriguez Santervás decía que “si la catedral es el alma de Burgos, la morcilla es su cuerpo”.