Donde comen dos comen tres, si hay comida para cuatro.
El refrán critica la costumbre generalizada que nos hace creer que, ante inesperados comensales a la hora de la comida, el problema está resuelto por pensar que ésta es más que suficiente. La realidad es que en estas ocasiones, por las razones que fueren, la comida de dos repartida entre tres, hace que no coma bien ninguno, de ahí que ante la llegada de un nuevo comensal la comida parece reducirse, mientras las ganas van en aumento. Y es que, en el fondo, nos parece que se están comiendo nuestra comida, sin más. Y aumento el apetito. El remedio lo da también el refrán: nada de repartir la comida sino aumentarla como si vinieran dos personas más.
El refrán critica la costumbre generalizada que nos hace creer que, ante inesperados comensales a la hora de la comida, el problema está resuelto por pensar que ésta es más que suficiente. La realidad es que en estas ocasiones, por las razones que fueren, la comida de dos repartida entre tres, hace que no coma bien ninguno, de ahí que ante la llegada de un nuevo comensal la comida parece reducirse, mientras las ganas van en aumento. Y es que, en el fondo, nos parece que se están comiendo nuestra comida, sin más. Y aumento el apetito. El remedio lo da también el refrán: nada de repartir la comida sino aumentarla como si vinieran dos personas más.