La condena
¡Oh fuente de turquesa pálida!
¡oh rosal de violenta flor!
¡cómo tronchar tu llama cálida
y hundir el labio en tu frescor!
Profunda fuente del amar,
rosal ardiente de los besos,
el muerto manda caminar
hacia su tálamo de huesos.
Llama la voz clara e implacable
en la honda noche y en el día
desde su caja miserable.
¡Oh, fuente, el fresco labio cierra,
que si se bebiera se alzaría
aquel que está caído en tierra!
Gabriela Mistral
¡Oh fuente de turquesa pálida!
¡oh rosal de violenta flor!
¡cómo tronchar tu llama cálida
y hundir el labio en tu frescor!
Profunda fuente del amar,
rosal ardiente de los besos,
el muerto manda caminar
hacia su tálamo de huesos.
Llama la voz clara e implacable
en la honda noche y en el día
desde su caja miserable.
¡Oh, fuente, el fresco labio cierra,
que si se bebiera se alzaría
aquel que está caído en tierra!
Gabriela Mistral